Entonces Lima y Buenos Aires tenían dictaduras militares amigas, y mucho se habla del favor que el general Morales Bermúdez le dió al general Jorge Rafael Videla, quien junto a su cúpula militar bien acogió la cita mundialista como excelente maniobra distractora frente los graves conflictos internos del país. Tal vez el combinado albiceleste sí tenía lo necesario para doblegar a la escuadra inca, pero las connotaciones de ese encuentro fueron siempre en contra de la trasparencia competitiva.
¿Y qué decir de los "duelos" entre argentinos e ingleses? Esos nunca podrán ser desligados de la política después de la "Guerra de las Malvinas".
Estados Unidos e Irán se enfrentaron en Francia ’98, acaparando la atención mundial por la rivalidad de sus gobiernos en distintos frentes. Al final los iraníes no pudieron ocultar el sentimiento nacionalista que se apoderó de ellos ante la "humillante" caída del "monstruo imperialista".
Esta vez Irán no jugó un buen papel como tampoco Tunez y Arabia Saudita, los otros dos países musulmanes que llegaron al mundial. Ninguno de los 3 países islámicos llegó a octavos de final. Pese a que un quinto de la humanidad es mahometana, aún en el balompié esa fuerza no se ve reflejada. Turquía, el único país mahometano en haber quedado tercero en un Mundial (en 2002), no se clasificó para este torneo. Sin embargo, un musulmán no practicante fue nominado como el major jugador del campeonato: el francés Zidane.
Desde el fin de la "guerra fría" los mundiales tienden a reflejar al nuevo orden internacional. La globalización impone una fiesta deportiva en la que tanto jugadores como equipos son pagos, y brilla la mercantilización.
Multinacionales como Nike hasta se ufanan de haber "comprado" a la escuadra más popular: Brasil. Adidas ofrece el balón de oro al major futbolista. El ranking FIFA-Coca Cola es el que cataloga cuales son los mejores equipos.
Lo cierto es que el hecho que los mundiales tiendan a convertirse en una arena más de la pugna por vender la imagen de un país, puede generar nuevos conflictos. El derecho a contar con un elenco en el mundial puede significar avance político hacia la independencia. Por eso Palestina se esmera en tener su propia selección, aunque formalmente no es independiente.
No por casualidad Francia no deja que sus dependencias ultramarinas tengan sus propios elencos, así otras colonias de otros países sí lo tengan.
El Reino Unido, en cambio, es el único Estado que va con cuatro equipos a las eliminatorias. Esto a pesar que recién con el actual gobierno de Tony Blair Escocia tiene su primer parlamento desde hace más de tres siglos, Gales tiene su primera asamblea, Irlanda del Norte recién busca tener su propio gobierno e Inglaterra no tiene ninguna asamblea o gobierno propios.
Algunos países deben competir en ligas que pertenecen a otras regiones, por razones de índole político. Israel sigue sin poder participar en las eliminatorias de su continente (Asia) y siempre compite en Europa. Turquía, pese a ser una nación esencialmente asiática, persiste en querer estar en la liga europea para así generar las condiciones de un eventual ingreso en la Unión Europea, algo que Alemania resiste pues teme un mayor flujo de inmigrantes turcos.
Trinidad Tobago, Guyana o Surinam no participan en la liga suramericana, pese a estar ahí, porque "geopolíticamente" son parte del Caribe. Guyana francesa, Guadalupe y Martinica, que están en Surámerica, y tienen buenos jugadores, no tienen selección, pues son parte de Francia.
Por el momento el subcontinente indio, donde vive un quinto de la humanidad, es un gran ausente.
Isaac Bigio – Analista Internacional