Sarkozy fue ovacionado en el congreso de EEUU, privilegio que el único europeo que lo había recibido en los últimos años era su fiel aliado Blair. Sin embargo, en la medida que Londres y París han cambiado de gobernantes, se han producido realineamientos.
En ambas potencias nucleares siguen en el poder los mismos partidos. Sin embargo, el nuevo premier británico Brown busca distanciarse del anterior seguidismo a Bush mientras que el nuevo presidente galo Sarkozy quiere apartarse de la hostilidad que su antecesor Chirac tuvo ante EEUU.
Para Bush el nuevo giro francés le debe ayudar en su meta de ir hacia una mayor dureza ante Irán. Sarkozy comparte ello y lo conjuga con su propia agenda interna de restringir los derechos de sus inmigrantes (quienes son sobre todo musulmanes) y hacer reformas monetaristas tipo-EEUU.
Isaac Bigio
Analista Internacional