El profesor apuntó que allí donde las instituciones que tradicionalmente han transmitido actitudes sociales y formas de conducta "se han quebrado", el cine asume "una importancia mayor como fuente de ideas y de pautas para la vida".
"El cine es el que dice a los jóvenes cómo deben comportarse y actuar, cuáles deben ser las relaciones familiares y de pareja, en qué consisten la felicidad y el fracaso personal", recalcó.
La influencia de ‘Titánic’
En este sentido, puso como ejemplo la película ‘Titánic’ – vista en el cine por 10,8 millones de espectadores en España- que, a su juicio, "ha influido sobre la consideración del noviazgo, el compromiso y las relaciones prematrimoniales más que todas las explicaciones en las aulas sobre estas materias".
Alfonso Méndiz también se refirió en su intervención al papel legitimador del cine y comentó al respecto que el séptimo arte "ha legitimado conductas y percepciones de la realidad que años atrás provocaban el rechazo o la discrepancia de la mayoría de la población", entre las que citó la homosexualidad, la convivencia durante el noviazgo o la eutanasia.
En la misma línea, destacó la capacidad de las películas para modificar la actitud de las personas hacia productos concretos y las pautas tradicionales de consumo. Así, recordó cómo la camiseta dejó de ser una prenda interior y pasó a convertirse en un elemento básico de vestir en sustitución de la camisa a raíz de la vestimenta de Marlon Brando en ‘Un tranvía llamado deseo’ (1951).
Ante esta capacidad de influencia del cine, el investigador pidió a los cineastas "responsabilidad" a la hora de concebir sus películas y abogó por que los gobiernos "fomenten aquellas producciones potenciadoras de la vida social y familiar".