Este era el panorama que se vivía en Ventanas –localidad cercana a Valparaíso y rodeada de industrias altamente contaminantes- después de que 180 toneladas de 2-etil hexanol se derramaran en el mar. El componente, un alcohol utilizado como solvente en la industria química y sumamente volátil e inflamable, por lo que uno de los riesgos era la inminente posibilidad de una explosión en las inmediaciones del derrame.
“Al ser una sustancia muy volátil, ésta pasa a la fase gaseosa rápidamente pudiéndose acumular en los alrededores del derrame, con un alto riesgo de explosión al mezclarse con el aire. Cualquier chispa o roce de metales podría haber desencadenado una explosión con graves consecuencias. Yo diría que el derrame fue bastante afortunado y se manejó apropiadamente. No hubo daños severos a la salud humana y la muerte de peces, aves y demás fauna afectada, se produjo en los sectores impactados de manera directa, cosa que es normal debido a la alta concentración del contaminante a la que se vieron sometidos”, afirma el profesor Francisco Cereceda.
La toxicidad de los compuestos químicos se mide según los efectos relativos a su exposición a largo plazo (toxicidad crónica-TC) o a corto plazo (toxicidad aguda, TA). De esta forma, la TA se genera cuando se somete un organismo a elevadas concentraciones de un contaminante determinado, produciendo muchas veces una sobredosis y como consecuencia la muerte súbita. Por el contrario, la TC, se refiere a una exposición prolongada en el tiempo (años), pero de bajas concentraciones de un contaminante determinado, lo que finalmente y al cabo de la vida de un organismo puede también producir la muerte.
![]() |
“Efectivamente no hay evidencia científica en la ficha de seguridad del 2-etil hexanol que diga que hay una toxicidad demostrada en mamíferos, peces y/o humanos. Sin embrago, que no esté descrito en la ficha no significa que no sea tóxico en condiciones de contaminación aguda. La fauna afectada murió a causa de una intoxicación aguda, que en simples palabras sería como sumergir a un organismo en el contaminante. Es semejante a lo que realizan los museos cuando quieren preservar un organismo en un recipiente, lo sumergen en formalina (formaldehido en agua) o en alcohol, obviamente el organismo muere” explica el especialista de la USM.
Según el Dr. Cereceda, es factible que la mayoría de los residuos se hayan evaporado gracias a la alta volatilidad del contaminante y a su inmiscibilidad con el agua (no se disuelve), que a diferencia del petróleo por ejemplo –que también tiene componentes volátiles- al contener hidrocarburos más pesados (más oleosos) se queda retenido por un largo período de tiempo, incorporándose a sedimentos, lechos de ríos y afectando a la fauna local. Es importante hacer notar que la percepción “evaporado” no significa que el contaminantes desapareció, nada se desaparece en la naturaleza, lo que ocurre es solo una transformación del contaminante en un nuevo compuesto químico.
Respecto a las posibles transformaciones que este contaminante orgánico pudo haber sufrido en el puerto de Ventanas, el Director del Laboratorio de Química Ambiental y del CETAM, señaló que en general los compuestos orgánicos volátiles (COVs) como el 2-etil hexanol, son capaces de reaccionar junto con los óxidos de nitrógeno (NOx), catalizados por la luz solar (radiación UV) y producir como resultado ozono (O3). Este tipo de reacciones es el llamado smog fotoquimico, el cual afecta por ejemplo a la ciudad de Santiago normalmente en la época estival (mayor luz solar), cuando estos contaminantes son más frecuentes y están en mayor concentración, sostiene el Dr. Cereceda.
“Lamentablemente los productos de reacción de COVs, como los del derrame, generan normalmente contaminantes secundarios mucho más tóxicos que aquellos que les dieron origen, como es el caso del ozono, el peroxiacetilnitrato (PAN), olefinas ozonizadas, entre otros. En sitios con alta actividad industrial, fundamentalmente de tipo químico como es el caso del sector industrial de Puchuncaví-Ventanas, las probabilidades de que estas reacciones de oxidación ocurran tiene que ver directamente con la gran cantidad de contaminantes químicos que están siendo emitidos por las industrias del sector y los factores meteorológicos”, señaló el académico.
“Respecto a los efectos, mi impresión es que dada la naturaleza del derrame no deberían producirse efectos secundarios. El compuesto es volátil e inmiscible en agua y además no se va a bioacumular, como ocurre con los pesticidas, derivados del petróleo, u otras sustancias tóxicas. Sin embargo y como amerita siempre en estos casos, lo recomendable es verificar estas hipótesis, y para esto se debe realizar un monitoreo en el lugar del impacto, comprobando in-situ que efectivamente no hay restos de la contaminación producida”, concluye el Profesor Cereceda.
Martin Kempf C.