Sólo la incertidumbre generada por la crisis financiera mundial ha frenado las ansias de expansión de ésta rica heredera; quien -seguro- se mantiene al acecho sobre la consolidación de las nuevas tendencias de consumo que surgirán en la era post-recesión. La familia Mittal cree con implacable convencimiento tanto en el sector de la moda como en el buen criterio de Megha, la cual, se ha convertido en una pieza fundamental para la estrategia de diversificación iniciada con la segunda generación del imperio creado por el que ocupa el sexto puesto en el ranking de los más ricos del mundo, el industrial de origen indio Lakshmi Mittal, presidente ejecutivo de Arcerlor Mittal, mayor compañía de acero del mundo, además de presidente y consejero delegado de Mittal Steel Company.
No le fue mal al conglomerado Mittal al principio de la crisis. En 2009, el empresario del acero -cuya fortuna personal se estima en 28.680 millones de dólares- incrementó sus ingresos en un 108%; pero cumpliéndose la premisa de que en la inestabilidad todos pierden antes o después, un batacazo brusátil en agosto de 2011 le hizo perder de una tacada 4.200 millones de dólares. Sin embargo, la compra de la firma alemana Escada en 2009 fue casi una ganga, estimándose la operación en unos cien millones de euros, más el reconocimiento de la deuda que arrastraba.
Este “río revuelto” mundial -que unas veces genera ganancia para los pescadores y otras no- es el único causante de que las previsiones de irrumpir en el sector de la moda de lujo del imperio Mittal se estén llevando de una manera más sostenible, limitándose en estos momentos a la adquisición de la firma Escada. Megha Mittal sabe lo que hace. Aunque su suegro es el mejor ejemplo del éxito, ella no es una novata. Trabajó como analista en el departamento de investigación de Goldman Sachs tras graduarse en la Escuela de Negocios Wharton en 1997 y en 2003 obtuvo un Diploma de Postgrado en Diseño de Interiores de Arquitectura en la Escuela de Diseño Inchbald.
Megha Mittal se ha desenvuelto bien entre la ostentación de la casa del barrio de Kensinton en Londres que sus suegros compraron a Bernie Ecclestone, el “amo” de la Formula 1, por 130 millones de euros -llamada irónicamente el Taj-Mittal-, las vacaciones idílicas en la casa familiar de St. Moritz y las demostraciones de poder económico de su suegro, quién -tras haber amasado la mayor fortuna de la industrial siderúrgica mundial gracias a las privatizaciones de las grandes empresas del sector en la antigua Unión Soviética- se gastó en su boda con Aditya Mittal 60 millones de dólares; además de entre entramados conspiratorios como el “Mittalgate”, turbio asunto de presunta financiación irregular del partido laborista de Tony Blair.
La esposa del heredero –Aditya Mittal– ha pasado ya a la historia por haber protagonizado la boda más cara del mundo, y ahora sólo espera “su gran oportunidad” para afrontar con éxito la estrategia de diversificación en un grupo familiar -Mittal- cuyas consignas designadas para 2012 por el patriarca y su hijo, a la vez director financiero y heredero de la corona del acero, su esposo Aditya Mittal, son la continuidad con un crecimiento sostenible y la imposición de una implacable estrategia de ahorro. No se crean que los Mittal nos resultan ajenos. Aditya tomó el control la pasada primavera de las plantas asturianas de Arcelor consolidando así su posicionamiento dentro de la compañía y su esposa, Megha Mittal, se ha encargado personalmente de supervisar la reinauguración del espacio que Escada tiene en Barcelona y de la presentación de la nueva fragancia de la firma; Especially Escada.
Acompañada y mimada en todo momento por Bruno Sälzer, ex-lider de Hugo Boss y actual director ejecutivo de Escada, y por Daniel Wingate, director creativo, Megha Mittal no perdía detalle de las reacciones de la prensa y los invitados ante la presentación de la nueva versión de la tienda barcelonesa. La co-heredera del imperio Mittal, que siempre ha dejado clara su visión del sector de la moda de lujo como una oportunidad real y estratégica para el proyecto de diversificación que ha iniciado la familia -como dejando claro que no se trata de la incursión de una millonaria caprichosa en el glamouroso mundo de lo fashion- cedió todo el protagonismo a Bar Refaeli en el ‘photocall’, y a pesar de su fuerte y perspicaz personalidad, cometíó el error de los errores.
No crean que presentarse ante el mundo calzada con unos zapatos de marca tres números mayor al que corresponde al pie que los calza es “lo más” en tendencia; sino un error imperdonable que ya se ha hecho demasiado habitual en los photo-call de postín. La diferencia entre un estilista que dedica su tiempo a adular incondicionalmente y otro que lo ocupa en perfeccionar la imagen de su cliente -aún a costa de criticar alguno de sus aspectos- es que al primero hay que despedirlo al recibir el primer halago injustificado. ¿O es que alguien imagina a Grace Kelly, a Coco Chanel o a Rania de Jordania calzando unos escarpines de proporciones descomunales?. Y es que de adulador a estilista de élite hay un paso, gracias a la soberbia y autocomplacencia de las ilustres ‘clientas’.
Gema Castellano
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