Las características técnicas de la autovía B-23 no permiten autorizar velocidades mayores a los 100 km/h desde mediados de los años 90, cuando se amplió sus calzadas de tres a cuatro carriles entre su enlace con el Cinturón Litoral y Molins de Rei, y además se construyó el nuevo enlace de Sant Feliu de Llobregat.
El Ministerio de Fomento no ha reducido ahora la velocidad máxima del tramo de autovía que nos ocupa. Hace más de quince años que la fijó, en atención a las características intrínsecas de la vía, a 100 km/h.
Tras la ampliación entonces a cuatro carriles, la Dirección General de Carreteras fijó su velocidad máxima permitida en 100 km/h, reduciéndose su anterior velocidad máxima de 120 km/h. La razón fue mantener el anterior nivel de seguridad en el nuevo escenario. La combinación de los factores de disponer de calzadas de cuatro carriles (cinco en el sentido Tarragona entre el Cinturón Litoral y el enlace de Sant Vicens dels Horts) y de contar con enlaces muy próximos obligó a tomar esa medida en aquel momento.
Ese fue el escenario hasta que la administración autonómica, en uso de sus competencias de policía de tráfico, solicitó al Ministerio de Fomento la reducción de la velocidad máxima de la vía, por razones ajenas a las características de aquélla, a 80 km/h.
Cuando ahora la misma administración, corrigiendo su anterior criterio, ha decidido levantar su prohibición de circular a una velocidad superior a 80 km/h, el Ministerio de Fomento ha vuelto a fijar la velocidad máxima de ese tramo de autovía B-23 en el valor que tenía antes: 100 km/h.
Os adjuntamos los nuevos escenarios tras los cambios de velocidades en el área metropolitana de Barcelona
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