Lo extravagante del caso es que Suárez, el rector «plagiador», es el director del «Anuario de Historia del Derecho Español» y Rafael Sánchez, el «plagiado», es miembro del Comité Asesor Internacional del «Anuario de Historia de Derecho Español» y coordinador del libro «El Monasterio de San Pedro de Arlanza. Cuna de Castilla», donde el plagiador publica el texto del plagiado. Como colofón a la impresión dejada sobre la personalidad del ilustre rector de la universidad pública Rey Juan Carlos de Madrid a través de sus actos, diremos que también plagió la Tesis Doctoral de una alumna para publicarla en 2008 en un texto suyo titulado «La Asamblea de Bayona» y a dos juristas entre los que se encuentra el profesor Sarasola.
En su cuenta de Twitter, que goza, por cierto, de bien poca notoriedad y brillantez, su último tuit es de 2013, cuando fue nombrado rector de la universidad pública Rey Juan Carlos de Madrid, y dice textualmente: «Muchas gracias a todos. Gobernaré por y para la URJC». ¡¡¡¿Gobernaré?!!!! ¡El ego del rector es digno de mención!
En fin. España es de los pocos países donde el grado de indignidad generalizado de la sociedad es tan alto, que somos capaces de tolerar, sin que se nos revuelva el estómago, que personajillos sin brillo, sin carisma, sin inquietudes y sin escrúpulos, alcancen cotas altas de representación en nuestras instituciones públicas mediante la táctica de la apropiación del trabajo ajeno, que llevan a cabo impunemente usando las amenazas y el abuso de poder sobre sus víctimas.
Jamás, en este país, se ha demonizado al «plagiador». Despierta simpatías, por el contrario, porque «es muy listo».
¿Sabéis qué ha contestado el Ministro de Educación, Méndez de Vigo, al respecto? Pues que «¡qué fuerte!» que «¡ya me enteraré!» y que «¡No sabía nada!». En fin; lo que habría contestado cualquier ciudadano español y muy español que se entera de que por ahí hay gentes que plagian tesis doctorales de estudiantes, reportajes y artículos de periodistas, trabajos de científicos… y que son ‘premiados’ con rectorados de universidades públicas, con puestazos en los medios de comunicación o con reconocimientos y condecoraciones.
Si en este país no somos capaces de escandalizarnos por estas prácticas, ¿cómo podremos tener unas clases dirigentes y gestores honestos y brillantes? ¿O es que creéis que a los altos puestos de las instituciones públicas y privadas en España acceden los plagiados?
Gema Castellano
@GemaCastellano