¿Todavía no ha dimitido Carlos Lesmes y su equipo de siete vocales? Sí; ese presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que lleva más de 1000 días de “okupa”, cobrando más de 140.000 euros al año y disponiendo de secretarios y coche oficial, me refiero.
Lesmes hizo ayer en la apertura del año judicial un ejercicio de cinismo y de equidistancia absolutamente impropios y desafortunados en un juez; mucho más si ese juez es el presidente del Tribunal Supremo. Y es que lo que está ocurriendo con la no renovación de la máxima institución de los jueces podría explicarse desde un punto de vista más sofisticado, en un intento de intelectualizar o investir de altura el problema, pero lo cierto es que solo se trata de un vodevil casposo con reminiscencias retrógradas, donde se mezclan el conservadurismo extremo, la cruzada contra esa “izquierda radical y extremista” imaginaria que se han inventado, la necesidad de mantener ese principio de la Transición de “cambiar para que nada cambie” y la obsesión por cubrirse las espaldas de un partido, ahora en la oposición, cuya cúpula cree que es la única legitimada para gobernar España; lo cual, señores, deja en un mal lugar a la población, porque si el PP no gana las elecciones quiere decir que los españoles no saben votar y que el gobierno que salga no es legítimo.
¡El gobierno de Sánchez no es legítimo y los españoles no saben votar! Qué dos mantras más peligrosos
En fin. Con estos mimbres ideológicos podría incluso ocurrir que si Pablo Casado llegara al poder luego no quisiera irse, bloqueando su salida y el cambio de gobierno si algún día perdiera las elecciones; lo mismo que está haciendo con el Poder Judicial. Solo necesitaría dejar pasar el tiempo acumulando excusas, igual que hace ahora.
¿Que no lo creen? El apoyo, el consentimiento y la inacción del poderoso sector conservador español, sería suficiente para que una situación tan extravagante fuera posible. Y la apatía de la población, haría el resto.
Volviendo al tema de la justicia hay que precisar que, de 5.320 jueces y magistrados de la carrera judicial en España, solo 520 pertenecen a la única Asociación progresista. Los demás se asocian en las tres organizaciones conservadoras existentes o no están asociados, aunque estos últimos, la mayoría, también profesan la ideología conservadora. Así que Casado no debería estar tan preocupado, si no fuera porque a su partido le quedan por delante unos cuantos ajustes de cuentas con la justicia, que requerirían de algunos “cierres en falso” al estilo de la Operación Kitchen o el asunto del espionaje a Bárcenas.
¡Y van de que desean despolitizar la justicia! Que gran ejercicio de “caradurismo” y de falta de respeto hacia la propia justicia.
Respecto a los jueces, deberían estar más atentos a su reputación ante la opinión pública. Vaya espectáculo están dando. Quizás Lesmes no haya valorado que su partidismo e inacción podrían acabar por convertir a los jueces en la cabeza de turco de lo que solo es una conveniencia del PP.
Una conveniencia del PP y una “cruzada” de los conservadores más extremistas, por salvaguardar sus valores y, cómo no, también sus intereses.
Pero los jueces no son cruzados. Son jueces.
Y en un juez, la equidistancia es una actitud que resta justicia.