Lo cierto es que, como buen pamplonés, parece que no soporta las medias tintas. La calidad en las viandas y un ambiente elegante es la tónica en cada uno de sus, hasta ahora, tres establecimientos -englobados en el Grupo Ura– aunque cada uno de ellos destaque por una decoración y un estilo culinario muy diferente. A su target le gusta cambiar de ambiente y su objetivo es que no cambien de empresa. Desde 2011, cuando abrió su primer restaurante -del que el grupo toma su nombre- las incursiones de Iriarte en el un tanto endogámico mundo de la gastronomía fashion en Barcelona, se miraba con expectación y curiosidad; pero el de Pamplona cogió el toro por lo cuernos.
Su siguiente apuesta fue la reapertura del Sandor, un emblema del estilo de vida de la burguesía barcelonesa desde los años ’40 del s.XX, que cerró sus puertas en marzo de 2013 ante la estupefacción del stablismen de la city.
Nadie podía imaginar que ‘el Sandor‘, entonces en manos del Grupo Husa, podría desaparecer. Eso suponía que la crisis había llegado hasta las entrañas de la burguesía. Un ‘touché‘ psicológico que ocupó lugar de honor en las páginas de la prensa local. El restaurante, cuya terraza era el lugar por excelencia para ver y ser visto, cayó en manos de Aritz Iriarte como un reto y cuatro meses más tarde de su cierre, a principios del verano de 2013, la terraza del Sandor, con su toldo de Martini, volvía a convertirse en el palco presidencial de la Plaza Francesc Maciá.
Sandor 1944 sigue con su costumbre desde siempre de tener la cocina abierta de forma ininterrumpida hasta las dos de la madrugada
Ahora, el Sandor 1944, redecorado por Eva Martinez Torres, la interiorista que convirtió el restaurante Dime en la mansión imaginaria de un lord británico con nostalgia de viajes lejanos, recupera su actividad ayudado por el relaciones públicas Fede Fontes, un histórico en el mundo del ocio de calidad barcelonés, que se ha convertido en la sombra de Ruth Rodríguez, esposa de Aritz Iriarte, empeñada en que el establecimiento reciba siempre como sus clientes se merecen.
Junto a los chefs Pere LLadó y Xavi álvarez, el equipo es infalible. Sandor 1944 sigue con su costumbre desde siempre de tener la cocina abierta de forma ininterrumpida hasta las dos de la madrugada, ofreciendo un sugerente menú degustación, una carta de calidad y los mejores pescados y mariscos.
Lo cierto es que el de Francesc Macià no tienen parangón en cuanto a tradición se refiere, pero Iriarte ha vuelto a rizar el rizo arriesgando de nuevo a base de innovación, buen gusto, mejores formas y calidad en producto a raudales. El Alegra, situado en la segunda planta del Maremagnum, en el Moll d’Espanya, se ha convertido en pocas semanas en el restaurante donde todo el mundo quiere sacarse un “selfie”.
¡Quién lo diría!. En plena zona turística, donde los extranjeros comen fritos, paellas y Mac Donalds, Aritz Iriarte ha creado un concepto rompedor que ya comienza a crear tendencia revolucionando la zona. Música en directo, comida mediterránea exquisita, decoración marinera con toques de “antro kich” y una de las mejores terrazas de Barcelona. Dicho así no parece muy original, pero la experiencia sorprende.
El ascensor del parking del Maremagnum lo dejará en la misma puerta del restaurante Alegra; un detalle que invita a una velada exquisita.
El Alegra, sin duda, apetece, aunque un vermouth en la terraza Martini del Sandor 1944 es lo más parecido a un instante de refinamiento. Ustedes deciden.
Gema Castellano
@GemaCastellano
Sándor 1944
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RESTAURANTE ALEGRA
(2ª planta del Maremagnum)
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