Fueron 28 las bodegas representadas en el Salón de los Vinos de Madrid, que este año ha llegado a su edición número 15 con la garnacha, se podría decir, como la reina madre de la ceremonia. Presente en vinos atrevidos y en boca de muchos, como las tres marcas de la aclamada bodega Comando G, a saber, y de menor a mayor, “El hombre bala”, “La mujer cañón” y “La reina de los deseos”. ¿Sorprenden sus nombres? Más sorprenden sus vinos, y también los precios, que alcanzan los 70 euros, aunque los justifican en que sus producciones son limitadas y en su elaboración en fudres y barricas. Naturales, afrutados, delicados y deliciosos, eso sí.
Y es que la elegancia no necesita más madera. Lo comprobamos en otras maravillas que residen en la Bodega Bernabeleva, en la suave garnacha de su “Navaherreros”, o en los “Treintamil maravedíes” de la Bodega Marañones, fresca y sabrosa combinación de garnacha y syrah, ambos a un precio bastante más asequible que los anteriores.
Junto a ellas, bodegas consolidadas en el mapa vinícola madrileño, como Tagonius (con un genial reserva 2005), El Regajal, Jeromín o Licinia, con su reconocido tinto de tempranillo, syrah y cabernet. Sin pasar por alto las propuestas ecológicas de Gosálbez Ortí, primera bodega de Madrid en certificar la huella de carbono de uno de sus vinos. Su filosofía artesanal se traduce, entre otros, en un elegante “Qubél Nature”, un reserva de 2005 suave, equilibrado y redondo. Naturalmente bueno.
Cepas en algunas casos centenarias, variedades autóctonas como la blanca albillo, de la que, por destacar una, podemos hablar del “Picarana” de Marañones, rico y grande en boca, aromático y elegante, una gozada. Y así una larga lista de vinos que año tras año crecen en prestigio y calidad. La Denominación de Origen Vinos de Madrid, que ha nombrado al escritor Alfonso Ussía como su “primer embajador”, cuenta con 44 bodegas que elaboran 112 marcas.
También presente en el salón estaba Pequem, la asociación de pequeñas queserías artesanas de la Comunidad de Madrid. Alimentos de Miraflores, La Cabezuela, La Rosa Amarilla, Peña Rubia y Vega de San Martín mostraron sus quesos de cabra y oveja con diferentes puntos de maduración y texturas. Nos los pudieron dar con queso, desde luego, porque los vinos eran honestos y los quesos, fabulosos.
Mar Villasante
@marvillasante