Nos queda el blanco de Rueda, blanco de verdejo con un toque de madera y fermentado en sus lías, lo que le aporta un toque glicérico, profundidad, volumen y longitud en boca. Rueda de frutas, minerales y flores, cuerpo, estructura y frescura para un paladar de notas cítricas y tropicales, una acidez equilibrada y un final persistente y amplio. Ha evolucionado bien en botella la cosecha de 2011, como seguramente lo hará la de 2012, que también ha sido merecedora de los 93 puntos en la Guía Peñín 2014.
Foto: Rolland Galarreta
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