Hay formas de contaminación que llaman la atención por el atentado que contra la salud causan ciertas prácticas de manera mas o menos directa, y hay otros contaminantes, que por su sutileza, e impacto, pasan desapercibidos, y solo ciertas personas, con determinada capacidad de observación, llegan a darse cuenta de los niveles reales de contaminación a los que hemos llegado.
Me refiero en este caso a la Contaminación Lumínica, gran desconocida para la mayoría de los ciudadanos, pues hasta el momento, nadie ha muerto de un fogonazo de luz, y ya sabemos, que en nuestro querido país (y en muchos otros), hasta que no vamos de entierro, no tomamos medidas.
Pero la Agrupación Astronómica de Madrid, se ha dado cuenta, y es que si alguien sabe del tema ôluzö y su naturaleza, son sin duda los astrónomos, que apoyados por Greenpeace, que también entienden algo de contaminación y de lucha, han tomado cartas en el asunto y han decidido denunciarlo.
El tema es que desde hace un tiempo, en Madrid (capital del reino y ejemplo de virtudes…), estamos viendo aumentar de forma considerable la cantidad de luminarias de baja calidad y pésimo rendimiento, luminarias que en la mayoría de los casos, emiten al cielo «un 55,7%» de la luz que generan, estamos hablando de los llamados «Globos Luminosos», una especie de esfera de color blanco, soportada a las paredes por un brazo acodado que entra en el globo por su parte inferior (¿), y nos han colocado nada mas y nada menos que unos 50000 en los últimos años. Como el globito en cuestión está fabricado en plástico de baja calidad, con el sol y los contaminantes atmosféricos, en muy poco tiempo se vuelve opaco y amarillo, dejando salir solo el 50% de la luz que emite la bombilla. Según D. Juan Luís Gonzalez Vizmanos, profesor del departamento de óptica de la Universidad de Valladolid, esta luminaria aprovecha sólo el 20% de lo que consume.
La mayoría de estos globos, contienen una bombilla de 250 vatios, conociendo el precio de la energía eléctrica (mas o menos 18 ptas/Kw), se estima que el ayuntamiento de Madrid, podía ahorrar unos 800 millones de pesetas instalando luminarias de buena calidad. Cuando estas cifras se le presentaron al ayuntamiento, contestó que por la iluminación a la que hacemos alusión, solo paga 351 millones, una ganga, sospechamos que deben tener un precio especial concertado con los suministradores eléctricos, pero dudo mucho que dichos suministradores se porten como una ONG y no reviertan esos descuentos que hacen a los ayuntamientos sobre el resto de los mortales, además, el coste de producción de la energía eléctrica es el mismo para el ayuntamiento, que para mi casa, e igualmente el coste en términos de contaminación atmosférica, nuclear, o desperdicio de recursos hídricos.
¿Con que cara aparecerá luego el alcalde en la TV diciendo que los vecinos deben observar políticas de ahorro con el agua, con el consumo de carburantes, y con esto y con lo otro?.
Ya al margen de los efectos contaminantes producidos por los residuos tóxicos de las lámparas usadas de vapor de mercurio cuyo tratamiento es muy caro, al margen de que un exceso de luz en la noche, provoca deslumbramientos en los conductores y peatones, sometidos durante su desplazamiento a constantes cambios en la intensidad de la luz, al margen de la invasión de la vida privada de algunas personas, al iluminar en exceso fachadas y ventanas con luz que debería estar proyectada en el suelo y no lo está, al margen de que los pájaros huyen de la ciudad, pues no pueden vivir con estos niveles de luz nocturna, al margen de la triste perdida de la visión de un cielo estrellado desde nuestra ciudad, y al margen de todas las excusas que el ayuntamiento quiera dar (se ha llegado incluso a utilizar la de la seguridad), existe un hecho perfectamente observable y medible:
Si nos alejamos de la ciudad 20 o 30 kilómetros, hacia un punto donde podamos observarla, se nos aparece en plena noche, un sombrero de luz de unos 20 kilómetros de altura, por unos 50 kilómetros de ancho, visible incluso a 300 Km de distancia.
Esto es derrochar energía, malgastar el dinero de los ciudadanos, y contaminar alegremente y sin motivos, traducido a pocas palabras, esto es mala gestión, y falta de respeto hacia las generaciones futuras, por lo que deseo expresar mi protesta personal hacia este tema, y llamar la atención a los responsables para que se hagan cargo, pues de lo contrario, los ciudadanos, cada vez mejor y mas informados (aunque a muchos les pese), buscaremos entre los candidatos, quien nos represente y nos atienda tanto en ayuntamientos, como en comunidades autónomas, y por supuesto en el ámbito nacional.
Ya deberían haberse dado cuenta los políticos, que las nuevas generaciones, y las personas mas progresistas de este país, no buscamos gobiernos de derechas ni de izquierdas, buscamos gestores, buenos gestores que nos procuren bienestar y seguridad en un marco de respeto a la vida y al pensamiento plural. ánimo señores, pueden hacerlo mejor.
JCV(1999)