Un equipo de científicos estadounidenses ha conseguido identificar por primera vez los procesos genéticos que determinan la senectud en los ratones. En su opinión, es posible que estos mecanismos biológicos se puedan manipular en el futuro para preservar artificialmente la juventud de las personas.
Desde hace tiempo, se sabe que los ratones suelen vivir más tiempo si comen menos. Muchos estudios han demostrado en el pasado que si a un ratón se le reduce su ingestión diaria de calorías en un 50 por ciento, generalmente se mantiene joven durante más tiempo y vive más años que un roedor normal.
Sin embargo, hasta ahora las causas de este sorprendente fenómeno se desconocían. Pero en el último número de la revista Science, el investigador Tomas Prolla y sus colaboradores de la estadounidense Universidad de Wisconsin han desvelado los mecanismos genéticos que consiguen prolongar la vida de estos ratones.
Al parecer, la reducción de calorías cambia de una forma radical el funcionamiento de diversos genes relacionados con el metabolismo y la reparación de proteínas. Los científicos creen que en estos genes se encuentran las claves del envejecimiento, y por lo tanto los mecanismos fundamentales que se tendrían que manipular en el futuro para intentar prolongar la vida humana de una forma artificial.
Prolla y sus colaboradores realizaron un análisis minucioso del ADN de dos grupos de ratones: el primero de ellos se alimentó con una dieta normal, pero el segundo comió tan sólo una cuarta parte de la cantidad habitual que suelen ingerir los roedores.
Esta investigación sirvió para revelar diferencias muy significativas, a nivel genético, entre los dos grupos de ratones.
Los investigadores utilizaron un sistema muy sofisticado, denominado el chip genético, para rastrear entre el cinco y el diez por ciento del genoma de estos ratones. El ADN se colocó sobre una pequeña placa de cristal, y con un láser se analizaron las características de miles de genes individuales para intentar encontrar diferencias entre los dos grupos de ratones.
Al parecer, los roedores que comieron la dieta estándar y envejecieron de una forma normal sufrieron ciertos cambios genéticos que provocaron un deterioro progresivo en sus células. Sin embargo, los ratones que habían ingerido una cantidad mucho menor de calorías no experimentaron estas transformaciones genéticas, y por este motivo seguían teniendo unas células relativamente jóvenes.
Según los científicos, a nivel celular «el proceso normal de envejecimiento podría compararse a un estado de lesiones crónicas». Esto se debe a que, con el tiempo, el cuerpo pierde su capacidad para reparar las proteínas que se van deteriorando debido a los procesos metabólicos que transforman los alimentos que comemos en energía.
Sin embargo, las observaciones con ratones sugieren que este deterioro progresivo se puede frenar mediante una reducción en la ingestión de calorías.
El experimento parece haber demostrado que al comer menos, los cambios genéticos que desencadena el envejecimiento se pueden frenar. Ahora, el siguiente objetivo de los científicos será desarrollar un fármaco que pueda manipular estos mismos mecanismos genéticos e inhibir el proceso del envejecimiento. De esta manera, quizá se puedan lograr los efectos que produce una reducción drástica de calorías, sin tener que hacer una dieta rígida.
En los próximos años, se empezarán a realizar pruebas con monos, y más adelante con seres humanos, para intentar prolongar la vida de una forma artificial.