La mariposa Monarcha es un tesoro de la biodiversidad en Norteamérica (Estados Unidos y México, principalmente países a lo largo de los cuales migra cada año). El delicado equilibrio medioambiental de ese área del mundo pende siempre de un hilo que están a punto de cortar los modernos sistemas de agricultura industrial, y en concreto y más recientemente, la comercialización de semillas transgénicas de maíz.
Científicos de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) afirman que la variedad Bt de maíz, comercializado en América y en la Unión Europea (UE) por la multinacional agroindustrial Pioneer, fulmina las crías de mariposa Monarcha y sospechan que semejante efecto pueda ser extensivo a otras especies inocuas para el maíz y beneficiosas para la polinización de esta planta.
Las siglas Bt se refieren a un microbio: el Bacilo Turingense, que desde los años sesenta viene siendo objeto de reivindicación por parte del movimiento ecologista, y en concreto por los partidarios de la agricultura ecológica.
En efecto, el Bt inoculado en la tierra representa una competidor natural para la mayoría de las plagas «artificiales» que dañan plantas interesantes para la alimentación humana. Así, por ejemplo, el Bt mata a las larvas del «taladro», que tantas pérdidas económicas provocan a los agricultores.
El «taladro» compite con el ser humano por alimentarse del maíz, con la diferencia de que este pícaro insecto ataca el tallo de la planta impidiendo el correcto desarrollo de la mazorca o causando la muerte de todo el vegetal.
Ninguna casa comercial se ha interesado jamás acerca del cultivo biológico del Bt ni tampoco ningún Gobierno ha fomentado esa línea investigadora. Más al contrario se ha contestado a ecologistas y a los escasos agricultores interesados en esa posibilidad, que ello es muy difícil y costoso. En cambio, las grandes transnacionales del sector, rozando la ciencia-ficción han sido capaces de fusionar en un solo ser vivo genes de Bt y de maíz, y los Gobiernos han facilitado rápidamente su comercialización.
La UE plantea prohibir semillas transgénicas y España pide calma
No fue tarea fácil. La transgenia también lleva su tiempo. Tampoco fue barato. Así que no hubo tiempo ni dinero para experimentar sobre los efectos secundarios de esta variedad de planta transgénica en su interacción con todas y cada una de las especies que frecuentan el cultivo de maíz. Se daba por hecho, que si no perjudicaba a los insectos más habituales tampoco sería malo para otros parecidos pero que frecuentan menos los maizales.
Ahora, la posible desaparición de la Monarcha puede provocar una catástrofe sin precedentes en la cadena trófica de los frágiles ecosistemas norteamericanos. No se trata sólo de la extinción de una especie más, sino de las consecuencias para toda la flora (silvestre y doméstica) de la zona que perdería a uno de sus principales polinizadores, y en caso de desaparecer especies vegetales podrían sucumbir también otros seres que se alimentan de ellas, o bien transformarse en plagas de cultivos, a los que hasta ahora no parasitaban.
Todo el mundo recuerda ese dicho de que cuando una mariposa aletea en América puede estar provocando un tifón en Asia. Hoy es más cierto que nunca pero a la inversa, porque si la Monarcha (y quizá otros insectos) dejan de aletear puede que no vuelva a haber tifones, ni tan siquiera lluvias ni en Asia ni en buena parte del mundo. Así al menos explican los meteorólogos los efectos nocivos de la Humanidad sobre el clima, que está cambiando (para peor). La reducción de superficie verde está en relación directa con la frecuencia de lluvias moderadas en todo el planeta.
Las últimas noticias desde el Ministerio de Agricultura de España son de «petición de calma» hasta que se ratifique la investigación de Cornell, publicada en «Nature», pero el maíz Bt sigue siendo legal y se puede comprar y sembrar en España «con toda calma», según nuestro Ministerio. La UE ya se plantea prohibirlo y Francia rechazó su comercialización la semana pasada.
Es de esperar que en todo el Valle del Ebro, Andalucía y Extremadura, Pioneer haga su agosto porque precisamente fue durante los últimos agostos del decenio cuando el «taladro» hizo de las suyas en esas partes de España, ahora le toca a Pioneer y a nuestros políticos.
Esta pasada semana también saltaba a la prensa un desmentido de la Royal Society of Sciences del Reino Unido acerca de las investigaciones del científico Arpad Pustzai, que como todos recordarán fue despedido de su trabajo como investigador genético por publicar datos, según los cuales patatas transgénicas producían efectos nocivos sobre el organismo de mamíferos alimentados exclusivamente con este tubérculo.
La Royal Society no niega la veracidad de los experimentos de Pusztai pero resta rigor a sus resultados, en concreto afirma que el número de pruebas es muy reducido y en este sentido, da una de cal y otra de arena, por un lado desacredita al insobornable genetista y por otro lado conmina a los responsables de la producción de alimentos transgénicos a que lleven a cabo investigaciones más exhaustivas sobre los efectos del consumo de estos productos sobre humanos y animales.
¨Son baratos la leche con pus o el filete de músculo inflamado?
De hecho, el presunto peligro que puede representar que las personas consumamos maíz Bt o de cualquier otras variedad transgénica, es bastante pequeño en España, precisamente porque el maíz no es un producto frecuente en la dieta tradicional de la mayor parte de los españoles, excepción hecha de la harina usada en repostería o por parte de aquellos ciudadanos que siguen las modas americanas.
En cambio, el maíz es un elemento básico en la elaboración de piensos y en particular para ganado vacuno, porque se le atribuye propiedades lactíferas (aumenta la producción de leche) o en pollo, porque se aprecia como de mayor calidad la carne de aves alimentadas a base de granos de maíz.
Pero está por demostrar que peligre la salud del consumidor de carne de pollo o de leche, por el hecho de que el ave o la vaca hayan consumido maíz transgénico. Sin embargo los consumidores de estos productos sí que corren peligro pero no por la alimentación del animal, en sí, sino porque se la administren antibióticos que provoquen el aumento del volumen de carne o de leche, según datos del Departamento de Salud de Minessota.
Los cuerpos de pollos y vacas ahítos de antibiótico favorecen la proliferación de salmonella en los alimentos de ellos obtenidos (según el informe Minessota), y lo que es peor crean una, por así decirlo, «supersalmonella» que resiste los antibióticos que se inoculen al humano infectado por este microbio, siempre según el informe de aquel Estado norteamericano.
De ser correcta la apreciación del Departamento de Salud de Minessota, un filete de pollo y un vaso de leche (una cena muy corriente en la mayor parte de los hogares de medio mundo) puede provocar gravísimas enfermedades e incluso la muerte, si los animales de los que se obtuvo el alimento son de origen estadounidense o proceden de granjas que imitan este manifestación del «american way life».
El uso de antibióticos indiscriminadamente en la alimentación del ganado es un hecho en toda la Unión Europea, a pesar de ser delito y estar duramente perseguido. No hay inspección suficiente para combatir este tipo de fraude alimentario, y aún así saltan a la prensa cada dos por tres noticias relacionadas con esta forma de envenenamiento practicada por ganaderos sin escrúpulos.
Pero, es que en Estados Unidos esta práctica es totalmente legal desde 1995 y además representa uno de los desencadenantes de la actual «guerra comercial» entre los EE.UU., y la UE, ya que el Gobierno de Bill Clinton insiste en introducir carne y productos lácteos así producidos en los mercados mundiales.
¥Hay que tener muy mala leche! Y en los Estados Unidos la tienen. Administrar antibióticos en animales sanos produce en las glándulas mamarias de las vacas estabuladas una infección, que aumenta la generación de leche (lactorrea) pero para evitar que esta «leche infectada» sea excesivamente dañina para los humanos, se la combate con más antibiótico que neutralizan los gérmenes patógenos de la leche así obtenida.
Dicho de otra forma, el antibiótico provoca en los canales mamarios una secreción purulenta que activa la producción de leche, así que para que el pus que contiene esa leche no nos haga demasiado daño se aumenta la dosis de antibiótico, para que podamos beber leche y pus casi inocuos. ¥Eso es mala leche!
Algo parecido ocurre con la carne cuando se administran antibióticos a mansalva. El engorde del ganado con antibióticos no es ni más ni menos que la provocación de procesos inflamatorios en el cuerpo del animal.
La producción de carne de pollo, de vacuno y de otros animales en esas circunstancias abarata enormemente los costes, sobre todo, los de estabulación porque se puede adelantar en varios meses la fecha de sacrificio de las reses. En consecuencia el consumidor paga menos por una carne que parece (sólo parece) igual que otra más cara (la producida sin antibióticos ni otros sistemas de engorde artificial).
¨Pero es realmente barata la leche con pus? +o los filetes de animales inflamados? Todo depende de cuánto se esté dispuesto a pagar. +Nos hemos preguntado cuánto seríamos capaces de pagar por un litro de leche purulenta? ¨Cuánto estamos dispuestos a desembolsar por un hematoma de pollo o por un bulto de ternera?
Cuidado con las grandes marcas y con los alimentos de larga duración
Quizá muchos lectores ya sabían todo esto y hace tiempo que prefieren gastarse mejor el dinero y sólo compran carnes con Denominación de Origen, de Producción Ecológica o con algún otro sello de garantía natural, y hacen otro tanto con la leche, que seguramente consumirán fresca aunque en la tablilla del precio aparezca un cifra más elevada que en la de otros productos no obtenidos de forma natural. ¨Pero qué ocurre con los derivados?
Generalmente tanto los derivados cárnicos como los lácteos se producen en el seno de grandes emporios agroalimentarios, en muchos casos multinacionales. Entonces, +quién nos garantiza que semejante cúmulo de capital e intereses puede descender hasta tener los mismos escrúpulos que un consumidor consciente?
Es muy probable que grandes marcas cárnicas y lácteas busquen la materia prima que se oferte a precio más competitivo y con aptitudes de conservación (larga duración) más adecuada (condición que casualmente cumplen las carnes y leches de animales intoxicados con antibióticos).
Esto permite fabricar quesos, yogures, salchichas, hamburguesas, embutidos, y un largo etcétera de derivados de larga, larguísima duración, con poco gasto en aditivos como los conservantes, que no tienen otra función sino la de encubrir la «natural» repugnacia que produciría este alimento en el consumidor si lo percibiera en su estado «puro».
Los imperios de la alimentación industrial no se plantean producir para sibaritas o escrupulosos (por otra parte segmentos de consumo aún muy pequeños) sino para consumidores con prisas y ajetreos, dispuestos a ceder muy pequeña parte de su renta en alimentación, y que compran quizá una vez por semana y guardan en el frigorífico el producto hasta la siguiente compra, efectuada casi siempre con prisa, entre empujones y con una escasa o nula capacidad de concentración, reflexión o crítica acerca del alimento que se va a consumir.
Aditivos, colorantes, aromatizantes y un marketing amable (publicidad simpática y grandilocuente así como envases llamativos), hacen el resto para que el sufrido consumidor no perciba los aspectos negativos del producto que introduce en su casa y en su organismo, y pueda saborear con deleite un yogur o un queso (que a veces hasta llevan leche de verdad) o una salchicha o hamburguesa que con un poco de suerte no salte en la sartén como si estuviera viva (de tanta agua, hormonas y antibióticos como contiene).
Sin embargo, conviene recordar si un día, al entrar en la cocina, mucho antes de encender el fuego percibimos un calor insoportable o un ambiente seco en la calle; o si al salir del hipermercado nos agobia una lluvia torrencial e inclemente, que estas alteraciones del clima pueden ser en última instancia responsabilidad nuestra en tanto que consumidores.
Quizá después de leer esto alguien sienta náuseas y se le revuelvan las tripas pero también es probable que no sea mi texto sino otra la causa de sus mareos y de su diarrea… Por cierto, +recuerda que fue lo último que comió o bebió y su procedencia?
