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La sentencia permite a un hombre de Rávena dejar de pagar a su ex mujer una pensión de mantenimiento de 40.000 pesetas mensuales. La sentencia pone fin legal a la historia de Anna, una mujer casada durante años con Angelo y con quien tenía hijos, pero que un día se enamoró de un conductor de autobús, al que asediaba con constantes llamadas de teléfono y mensajes. Asustado ante el continuo acoso de la mujer, el conductor informó a los carabinieri y al marido, quien planteó la petición de divorcio, que se llevó a cabo.
Dos tribunales habían dado la razón a la mujer, pero el Supremo ha revisado el proceso con el argumento de que el adulterio puede ser castigado tanto «en potencia» tanto como «en acto».