EL HIELO PERPETUO A PUNTO DE DESAPARECER

La capa de hielo del océano Artico, uno de los «acondicionadores de aire» de la Tierra, se derrite mucho más rápido de lo que se creía, según tres estudios publicados hoy en dos revistas científicas de Estados Unidos.
El volumen de hielo disminuyó un 40 por ciento en la última generación y especialistas en estudios polares creen que la capa que flota en la cima del mundo podría desaparecer por completo en unas pocas décadas si sigue el derretimiento actual.
Si eso ocurriera, las consecuencias y los cambios climáticos en el hemisferio norte serían dramáticas, en parte debido a que toda el área cubierta por el hielo ártico absorbería el calor y la energía del sol en lugar de enviarlos nuevamente al espacio, como lo hace ahora, según los científicos.
«Los efectos del hielo ártico como reflector de la luz solar sobre el cambio climático son muy importantes», dijo Michael Oppenheimer, científico especializado en la atmósfera del Fondo de Defensa Ambiental de la ciudad de Nueva York. «Si desaparece, el proceso de recalentamiento planetario se acelerar «, agreg¢.
Los cient¡ficos todav¡a no pueden probar sin margen de duda que el fen¢meno es causado por el recalentamiento planetario (la emisi¢n y acumulaci¢n de cantidades cada vez mayores de gases invernadero en la atm¢sfera de la Tierra) o por variaciones naturales del clima mundial. Varios estudios en los oltimos a_os descubrieron que el  rea total cubierta por hielo en el Artico disminuy¢ cerca de tres por ciento por d’cada. A ese ritmo, el hielo del oc’ano Artico tardar¡a unos 350 a_os en derretirse por completo.
Sin embargo, dos estudios sobre la capa de hielo en el Artico publicados por Science, una revista semanal de la Asociaci¢n Estadounidense para el Avance de la Ciencia, y otro por Geophysical Research Letters, otra publicaci¢n cient¡fica, sugieren que la velocidad del derretimiento es mucho mayor. Uno de los dos estudios publicados por Science este viernes utiliz¢ dos complejos modelos clim ticos y concluy¢ que las posibilidades de que las dr sticas p’rdidas de hielo se debieran a un ciclo natural eran de menos de 0,1 por ciento.
«La probabilidad de que las tendencias observadas se deban exclusivamente a variaciones fortuitas es muy baja», segon el equipo de meteor¢logos universitarios y del gobierno autores del art¡culo. «Esto sugiere que la disminuci¢n observada en la capa de hielo del oc’ano Artico se relaciona con el recalentamiento planetario causado por la actividad humana».
El otro estudio de Science, realizado por un equipo de cient¡ficos especializados en estudios polares encabezado por Ola Johannessen, del Centro Ambiental y de Sensores Remotos de Nansen, Noruega, analiz¢ observaciones satelitales del hielo perpetuo acumulado en el Artico realizadas entre 1978 y 1998.
Segon este estudio, el  rea cubierta por el hielo perpetuo disminuy¢ siete por ciento por d’cada en el per¡odo de 20 a_os se_alado, el doble del porcentaje al que la capa total de hielo se hab¡a estado derritiendo. El estudio de la Geophysical Research Letters, realizado por un equipo encabezado por D.A. Rothrock, ocean¢grafo de la Universidad de Washington en Seattle, analiz¢ los moltiples registros sobre el grosor del hielo  rtico, medido en 26 lugares por submarinos de la Marina estadounidense desde 1958.
Entre 1958 y 1976, el grosor promedio del hielo  rtico sumergido era de 3,1 metros, pero entre 1993 y 1997, el grosor promedio disminuy¢ a s¢lo 1,8 metros, una reducci¢n de alrededor de 15 por ciento por d’cada, o cinco veces m s r pida que la reducci¢n del  rea cubierta por el hielo. Si el adelgazamiento continoa a este ritmo «en unas pocas d’cadas el grosor del hielo llegar  a cero», afirm¢ John Walsh, investigador de la Universidad de Illinois, citado en el art¡culo que acompa_¢ a los dos estudios de Science.
«La velocidad de estos cambios en el hielo del Artico es muy sorprendente. Aparentemente el recalentamiento planetario est  teniendo consecuencias desproporcionadas en las latitudes superiores, tal como predijeron los modelos», observ¢ Oppenheimer.
Su observaci¢n concuerda con otro estudio, realizado por un equipo liderado por Konstantin Y.Vinnikov de la Universidad de Maryland, en las afueras de Washington D.C. Johannessen y Rothrock, no fueron tan categ¢ricos acerca del v¡nculo entre el recalentamiento planetario producido por el hombre y la reducci¢n del hielo  rtico.
En su estudio, Johannessen advirti¢ que 20 a_os no alcanzan para establecer si esto es una tendencia a largo plazo en lugar de un ciclo natural asociado con la Variaci¢n del Atl ntico Norte (NAO), un fen¢meno clim tico que ocurre cada varias d’cadas y que ha llevado aire m s c lido al Artico desde 1989. Rothrock tambi’n opina que la NAO podr¡a ser responsable de lo que ocurre. «Esperar’ para ver. Me inclinar¡a por la posibilidad de que sea un estado extemo (de la NAO) y que probablemente regresar  a condiciones m s normales», dijo a Science esta semana.
En su opini¢n, el recalentamiento planetario podr¡a relacionarse de alguna manera con el cambio y la intensidad de la oltima NAO. Los estudios de este mes tambi’n presentan descubrimientos sobre el derretimiento de los glaciares monta_osos del norte y la desaparici¢n de icebergs en el Atl ntico Norte.
En 1998, la Patrulla Internacional del Hielo no debi¢ hacer advertencia alguna sobre icebergs flotantes al sur del paralelo 48, siendo el primer a_o sin icebergs desde la fundaci¢n de la patrulla en 1912, luego del hundimiento del Titanic. Desde los a_os 80, las temperaturas invernales aumentaron por lo menos 0,5 grados al norte de la latitud 45, segon John Wallace, meteor¢logo de la Universidad de Washington. Wallace dijo a Science que a su juicio, se hab¡an combinado los efectos del recalentamiento planetario y de la NAO. A Oppenheimer no s¢lo le preocupan las consecuencias clim ticas de la desaparici¢n del hielo  rtico sino tambi’n su impacto sobre los h bitats marinos en las latitudes del norte.
El propio hielo alberga formas de vida microsc¢picas onicas y especies enteras de animales m s grandes como morsas, focas y leones marinos est n amenazadas por el recalentamiento de las aguas  rticas. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/at/aq/en/99)