Pero por razas la cosa cambia. Los hogares de los ciudadanos blancos tienen el doble de posibilidades de contar con una máquina que las casas de ciudadanos negros o hispanos. Y la iniquidad de cara a las nuevas tecnologías no es exclusiva de los pobres, ya que en el rango de los ingresos superiores a los 75.000 dólares anuales, dos de cada tres familias negras poseen un ordenador, contra tres de cada cuatro en el caso de las familias blancas.
Sumando todas las categorías socio-profesionales, nos encontramos con que el 41 por ciento de los hogares de las personas de raza blanca están bien equipados con aparatos informáticos, mientras que este nivel de uso desciende al 19 % cuando nos referimos a hogares de personas negras o de hispanos.
Los otros grupos menos favorecidos en la carrera hacia la era digital son los pobres, las personas mayores y los habitantes de los suburbios y las zonas rurales, según este mismo estudio. Larry Irving, principal asesor del presidente Clinton en materia de telecomunicaciones, ha señalado que, a la luz de estos datos, si es verdad que el 80 por ciento de la comunidad negra estadounidense está excluida del "comercio, la educación, el discurso político, la información y el entretenimiento que proporciona Internet, tenemos un problema como nación".