Nada de esto comparado con lo que acaecería con el ascenso de Hitler, el advenimiento del III Reich y la posterior II Guerra Mundial, porque al acervo genético canino del ejército prusiano se sumó una de las mayores perversiones de la Humanidad cual fue la ideología nazi aplicada a la cría de animales con el fin de matar. Fue la sublimación de la cría canina como arma de guerra o de represión con íexperimentos reales! sobre campos de prisioneros o de concentración.
El fin de la II Guerra Mundial y el proceso de Nurenberg pusieron fin oficialmente al nazismo pero muchos ex oficiales de la SS, de la Gestapo y de otros cuerpos del aparato nacionalsocialista alemán se refugiaron en España, Argentina o Brasil donde siguieron experimentando la selección canina hacia especies cada vez más agresivas y letales para el ser humano.
Los Pitt Bull Terrier, Dogos Argentinos, Dobberman, Rottweiller y otros nombres de «perros de presa» de inequ¡voca etimolog¡a germ nica y deleznable origen y finalidad, fueron el pasatiempo de los aburridos ex nazis refugiados en el exilio, que si poco ten¡an de «ex» menos ten¡an de aburridos porque dedicaron y dedican los que aon quedan, muchos de sus conocimientos y energ¡as a promover su repugnante ideolog¡a en amplios sectores de la poblaci¢n (sobre todo juvenil) de esos pa¡ses y entre los que se hallan, como destinatarios, relevantes representantes de la instituci¢n militar (v’anse las inspiraciones y m’todos de los golpistas argentinas del decenio precedente).
Ante todo esto, +qu’ cabe hacer? +cu l debe ser la reacci¢n de los legisladores, de la ciudadan¡a? ¨Qu’ dicen los ecologistas, los defensores de los animales, los can¢filos?
En cuanto a los perros de presa resulta absolutamente insensato que est’n en manos de particulares. ¥Ni siquiera los nazis hac¡an uso de estos animales fuera del mbito militar o policiaco!
Por lo que se refiere a los perros pastores, parece insensato querer erradicar estas razas. M s al contrario, los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente, pueden y deben promover bancos gen’ticos para preservar esta especie que tanto ha contribuido y puede seguir ayudando a nuestra actividad agropecuaria, y que adem s es patrimonio natural de todos; pero eso s¡, en su medio ambiente natural.
La ley deber¡a regular no la tenencia, sino las condiciones de tenencia. Las normas sanitarias deber¡an contemplar algo m s que el registro y vacunaci¢n de perros, habr¡an de tener en cuenta las necesidades psicol¢gicas y ecol¢gicas de cada raza canina, y en funci¢n de ‘stas conceder o no el permiso de tenencia a los ciudadanos que dispusieran de espacios en sus propiedades y tiempo en sus vidas para dedicar a los animales bajo su titularidad.
M s monstruoso que un perro monstruoso es el ser humano que crea animales en forma de monstruos o ejerce abominaciones sobre criaturas vivas. La existencia en la gran ciudad ya es, de por s¡, bastante dura y antinatural para convertirla en una «vida de perros», o lo que es peor para correr el peligro de que sea un perro quien nos quite la vida.
Por Dem¢filo Caballero