Wayne, Jacques y Gordie son los primeros "cerdos ecológicos" de la historia, presentados en sociedad por los científicos canadienses. Este tipo de animales comenzará a comercializarse dentro de unos tres años. Sus excelencias no serán la suavidad de su carne ni el sabor de sus chuletas, sino "la calidad de los excrementos que producen, que contienen sólo una pequeña cantidad de fósforo, un elemento altamente contaminante".
Los cerdos normales no pueden digerir el fósforo natural que ingiere en su alimentación, a pesar de que es necesario para proporcionarle energía y cohesión a sus células. Los granjeros que tienen explotaciones porcinas han de añadirles fósforo "digerible" de forma adicional en su dieta, por lo que la concentración de fósforo en sus heces hace que no puedan ser utilizadas como fertilizante.
Los tres primeros "ecocerdos", o öenviropigs+ han sido creados como resultados de las manipulaciones genéticas de los doctores Cecil Forsberg y John Phillips, de la Universidad de Guelph (Canadá). La manipulación ha consistido en una alteración del ADN del cerdo común con genes procedentes de ratones y bacterias, para lograr que produzcan en la glándula salivar una enzima llamada fitasa, que libera fósforo orgánico en el intestino. De esta manera, han conseguido que los restos orgánicos del öenviropig+ contengan de un 20 por ciento a un 50 por ciento menos de fósforo que las de un cerdo no ecológico.