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La mayoría de las corazones artificiales, con los que se mantiene viva a una persona hasta que se le hace un transplante, dependen de una fuente de energía externa a la que están conectados mediante cables que atraviesan la piel. Esto aumenta, por supuesto, los riesgos de infección. El Heart Saver, en cambio, usa una batería electromagnética que se lleva por fuera del pecho y trasmite la corriente a través de la piel.
El mercado en potencia para un mejor corazón artificial es inmenso, y dando por sentado que el dispositivo obtiene todos los permisos necesarios, World Heart espera registrar ganancias de unos trece millones de dólares USA en el 2001, su primer año de ventas.