El informe, publicado en la revista Tobacco Control, muestra también que los fumadores tienen cuatro veces más posibilidades de sufrir uno de estos ataques que los no fumadores, y que las mujeres son más vulnerables que los hombres. El estudio proporciona nuevas evidencias sobre la necesidad de reforzar el control del tabaco como una medida eficaz para reducir el alto índice de infartos que hay en todo el mundo.
Estudios anteriores habían confirmado ya la relación entre los fumadores pasivos y el aumento del cáncer de pulmón y las enfermedades coronarias, pero el estudio neozelandés es el primero en relacionarlo con los ataques cerebrales fulminantes, que cada año matan a 4,2 millones de personas en todo el mundo.
Según los datos del informe, los ex fumadores que han dejado el hábito en los últimos diez años todavía muestran altos índices de riesgo de sufrir embolias o derrames cerebrales. Las embolias se producen por la obstrucción o ruptura de los vasos capilares del cerebro, suelen causar daños permanentes y pueden ser mortales.