Sophie Rhys-Jones, condesa de Wessex y esposa del príncipe Eduardo de Inglaterra, ya ha podido percatarse de lo que supone ser nuera de la Reina Isabel II. Conocedora de los enfados de la soberana con la ya fallecida Diana de gales,Sophie no debió sorprenderse cuando su suegra expresó su profunda molestia, ante el afán de la condesa de continuar con su carrera empresarial.
Las iras de la reina se sesataron durante la semana pasada en la feria del automóvil de Frankurt, donde Sophie fue fotografiada junto al Rover 75, el último modelo de la fábrica de automóviles británica. Rhys-Jones, quien desde 1997 dirige su propia compañía de marketing especializada en artículos de lujo, había obtenido hace unas semanas el contrato para la promoción del vehículo.
La Reina, al ver las fotografías, acusó a su nuera de utilizar su figura como miembro de la realeza para obtener beneficios de imagen, y la conminó -privadamente, por supuesto- a elegir entre los negocios y su t¡tulo nobiliario.
Una fuente dentro del palacio de Windsor citada por el Sunday Times,asegur¢ que «Eduardo y Sophie fueron advertidos que la Casa Real, est profundamente molesta ante la mala publicidad que ha creado la condesa».
La reina contaba con otro antecedente: en julio, Sophie llev¢ a su esposo al bautismo de uno de los hijos de su hermano David, donde los esperaban los fot¢grafos de la revista brit nica Hello!. D¡as despu’s se supo que David hab¡a recibido m s de 48 mil d¢lares por la venta de la exclusiva.
La molestia de Isabel II, sin embargo, no s¢lo apunta a su nuera, sino tambi’n a su propio hijo. Eduardo, due_o de una productora de televisi¢n llamada Ardent, acaba de vender a una cadena de Estados Unidos una serie de reportajes sobre la vida de la Reina Madre relatados por ‘l mismo, y est a punto de publicar una gu¡a sobre el Londres Real que firmar con el nombre de Eduardo Wessex. En l¡os de plata