Hoy por hoy se considera que un tercio del crecimiento en Estados Unidos en los últimos años es debido a las tecnologías de la información. En el mismo tiempo, el comercio electrónico es utilizado por las empresas americanas para reforzar sus posiciones en el mercado mundial, por lo que tendremos que deducir que de nuestra adaptación a la revolución numérica, dependerá nuestro crecimiento y nuestra competitividad en la economía mundializada. Para entendernos, una buena parte de nuestra riqueza, nuestros empleos y nuestra cultura, dependerá de que estemos o no integrados en la sociedad de la información.
En este sentido el panorama español no es alagador. Nuestro país cuenta con alrededor de 2.000.000 de internautas, – de los que muy pocos utilizan la Red para su trabajo -, contra los 9 millones de Gran Bretaña, 10 millones en Alemania y 80 millones en Estados Unidos. El gobierno no está apoyando demasiado la integración de la sociedad en esta nueva cultura y las operadoras intentan hacer el agosto con estos dos millones de personas que pretenden integrarse en la nueva forma de entender la econom¡a, por lo que el retroceso de nuestro pa¡s con respecto a otros, es ya casi insalvable. Espa_a ha bajado de sopet¢n 10 puestos en el ranking de los pa¡ses desarrollados.
La numeralizaci¢n generalizada de la informaci¢n bajo todas sus formas, – voz, datos, im genes -, conlleva el acercamiento de actividades hasta ahora distintas : inform tica, telefon¡a y audiovisual, pero tambi’n la distribuci¢n, los servicios y el divertimento.
Al mismo tiempo, el desarrollo de Internet permite interconectar al conjunto de los medios de comunicaci¢n, segon una arquitectura y un funcionamiento universalistas y descentralizadas, por lo que no se trata de una simple modernizaci¢n de la distribuci¢n comercial.
Estas mutaciones hacen tambalearse a los mercados y transforman la organizaci¢n de las empresas, sus modos de producci¢n y financiaci¢n, as¡ como las relaciones comerciales, profesionales y sociales.
Alrededor de las tecnolog¡as de la informaci¢n emerge una nueva econom¡a que cuestiona las situaciones adquiridas y las regulaciones concernientes a las soberan¡as territoriales.
As¡ pues, un debate serio social que alcance al Parlamento podr¡a unificar las necesidades de usuarios, proveedores e inversores, creando un marco jur¡dico global de adaptaci¢n al mundo num’rico, pero claro, para conseguir esto es necesario que se reconozca que este fen¢meno se est produciendo. De lo contrario, en un plazo de no m s de tres a_os, los espa_oles podr¡amos estar engrosando el listado de los pa¡ses subdesarrollados.
Internet se encuentra en su primera generaci¢n. Sus aplicaciones futuras y las mutaciones que producir n en nuestro sistema econ¢mico y social, justifican que se realice un programa estructurado y focalizado. De no ser as¡, el retroceso est garantizado. No podemos olvidar que las fronteras se abrir n a esos que las ocupen los primeros y de momento ya muchos pa¡ses, – incluso latinoamericanos como Brasil -, ya nos est n tomando la delantera.
UN TERCIO DEL CRECIMIENTO EN EE.UU SE DEBE A INTERNET
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