Conozco una mujer que se llama «Nina, su padre de origen boliviano, se fugó a los 16 años a la Argentina para no ir a pelear contra sus hermanos indígenas durante la guerra del «Chaco» Argentina, Paraguay y Brasil contra Bolivia. En la cual no defendía sus intereses sino intereses de los que llamamos oligarcas terratenientes. Fue una guerra donde fundamentalmente mandaban a pelear indios o mestizos desarraigados. Su padre que al principio era obrero agrícola, luego chofer, araba las tierras de los grandes propietarios del norte de Argentina, era la bondad personificada. Sus raíces indígenas le habían dejado la sabiduría de la resistencia pasiva para seguir viviendo y transmitir. Su madre quedó huérfana a los 8 años, de niña trabajaba en el monte cuidando las ovejas de su tío quien la crió hasta los nueve años.
Muy seguido el hambre le cosquilleaba el estómago y gracias a su sabiduría indígena sabia qué planta del monte podía alimentarla. A los 10 años la emplean como doméstica en casa de familias que ni siquiera eran burgueses, ni de clase media, pero que pod¡an explotar, a muchachas de las clases sociales mas desfavorecidas. Durante la cosecha de la zafra del norte Argentino, Rosita y Abd¢n se conocen y sin ningon otro tipo de protocolo que la palabra se «juntan» y tienen 9 hijos. Entre ellos una hija, que la llamaron «Nina», era la esperanza de la familia. Nina, nace en 1953, a la ‘poca los padres casi no pod¡an mandar sus hijos e hijas a las escuelas, ya sea por desconfianza (la gente de origen ind¡gena desconfiaba sobre los valores que iba a recibir), por la distancia o por falta de dinero u otras razones.
Su mam , trabajaba en el hogar tambi’n al exterior, era lavandera, cocinera para peones segon las urgencias y las necesidades del momento. Nina comienza a trabajar junto a sus padres, desde los 5 a_os, cuidando los hermanos mas chiquitos, lavando ropa, yendo a buscar el agua, haciendo el mate o todo lo que su joven edad pod¡a permitirle. Pero hay algo que a Nina le interesa infinitamente, es la ESCUELA, que solamente fue inscripta a los 7 a_os. Descubre que el mundo esta «codificado» clasificado, dividido, separado, desparramado. La dimensi¢n de la escritura le da la oportunidad de descifrar la historia de la humanidad. Piensa que detr s de cada signo, cada letra se esconde un mundo que sus padres no conocen.
Su madre es la que mas insiste para que ella continoe la escuela a pesar de tanto sacrificio. En la Argentina moderna que lleg¢ a ser el tercer granero del mundo y tercera potencia mundial entre los a_os 40 y 50, Nina iba a la escuela descalza, sin cuadernos, solo con el deseo, y su convicci¢n de que all¡ estaba la clave de muchos de los sufrimientos de sus padres y hermanitos. Ella aprende a escribir sobre la tierra, con palitos entre sus tiernas manos, cualquier soporte le era suficiente. Todos los objetos que la naturaleza le daba se transformaban en letras, en palabras. De golpe sus padres, se encuentran sin trabajo, los patrones de las fincas los despiden sin ningon miramiento, ni de sentimientos hacia los 7 hijos que ya hab¡an nacido. Esta situaci¢n los deja en la calle, durmiendo bajo un rbol, esperando que algon otro patr¢n pueda emplear su fuerza de trabajo.
Mientras tanto los ni_os no iban mas a la escuela. Pero Nina segu¡a observando e interpretando el mundo sin cansancio a su manera. Pero un d¡a como la situaci¢n era insoportable, y para poder seguir sobreviviendo, a los 10 a_os, sus padres la dejan en la casa de una familia como dom’stica, con el objetivo de que siga estudiando y poder ayudar a sus padres. Con todo lo que esta situaci¢n implica para ella, soledad, sentimiento de abandono, acoso sexual, y explotaci¢n.
Sin embargo ella hace frente a cada una de estas situaciones, sabia que era la onica soluci¢n para no reproducir la misma condici¢n de explotaci¢n que la de su origen social. Termina la escuela primaria en los cursos de la noche. Luego se inscribe a la escuela secundaria mientras segu¡a trabajando. A los 16 a_os, se liga con estudiantes, de clases medias sensibilizados por la situaci¢n de esclavitud de los indios y obreros agr¡colas y comienza una nueva vida dirigida hacia los otros. Comienza a dar cursos a los campesinos agr¡colas y analfabetos, de las fincas donde sus propios padres viv¡an, en el mismo tiempo se relaciona con un grupo pol¡tico de «Liberaci¢n Nacional.
Forma a su hermana a los m’todos de ense_anza de Paulo Freire y levantan una escuelita de paja y totora, sus padres est n orgullosos de ella de ver que su hija no se olvida de los suyos. Se inaugura la escuelita con los peones agr¡colas, con vino, empanadas, aloja. Al otro d¡a las clases deben comenzar. Nina, vuelve a la ciudad, y alguien de su familia le hace volver al lugar ya que la escuelita hab¡a sido quemada y desmantelada Vuelve a la finca pero empieza a desconfiarse, ya que la consideraban la mentora de la escuelita luego no puede volver mas.
As¡ transcurre su vida mientras sigue la escuela secundaria de noche, su trabajo alimenticio y su militancia pol¡tica. Va a otros barrios, a reunir a la gente, para que se organice, para decirles que la miseria no es una fatalidad ni un don del cielo. Hasta que un d¡a en 1975 hacia las 22 horas, otra vez en una gran soledad, y abandono, la secuestran, todos sus compa_eros de lucha ya estaban, secuestrados, muertos bajo la tortura o en la c rcel. Durante su cautiverio, resiste a todo tipo de presi¢n ,sicol¢gica, moral, y f¡sica. No entrega a nadie y solo reconoce su bondad hacia los otros.
Que Delito!!! Qued¢ entre las manos de sus captores y criminales durante 5 a_os. En la c rcel entre traslados y s¢tanos, entre oscuridades y miedos, rostros desfigurados y defecaci¢n, segu¡a aprendiendo y resistiendo a la barbarie humana. Un d¡a entran a su pabell¢n de 50 presas pol¡ticas y le anuncian que deb¡a optar entre quedarse en la c rcel o salir al exterior del pa¡s , ella opta por la segunda posibilidad, sin saber a que modo de vida se iba a confrontar, ella que conoc¡a solamente su pueblo. No pod¡a imaginarse que exist¡an muchas vidas, muchas identidades, muchos caminos en su corta vida hab¡a vivido lo peor y lo mejor, sin embargo a veces se dice que los sufrimientos, los llevara para siempre como una carga sobre sus espaldas.
Luego de los 5 a_os de cautiverio, debi¢ aprender los gestos simples de la vida cotidiana, tomar el caf’ en una tasa, echar azocar al caf’, no perder el equilibrio cuando caminaba en las calles o simplemente no llamar celda a su pieza. Hoy se que ella se encuentra en alguna parte de este mundo, firme, interpretando el mundo, reflexionando para construir un ma_ana mejor «hasta que un d¡a el sol salga para todos y todas».
Martina E. Ch vez