Para las y los jóvenes del campo, la sexualidad es un tema del que no se habla directamente y está rodeado de múltiples creencias y reglas sociales diferentes. Para comprender la sexualidad, las comunidades rurales combinan los conocimientos antiguos y mágicos con los conocimientos más actuales.
Así, describe en el manual «Los caminos de la vida», donde se explica que hay lugares en los que la sexualidad se vive como una relación de pares diferentes entre lo femenino y lo masculino que se complementan.
Las autoras del manual, Gabriela Rodríguez Ramírez y Beatriz Mayen Hernández, indican que se piensa que los hombres tienen mayores deseos sexuales que las mujeres y que ellas no necesitan del «desahogo sexual». Estas ideas, afirman, se oponen a las relaciones igualitarias entre los sexos, al reconocimiento de los deseos y al ejercicio de los derechos sexuales de todos los seres humanos independientemente de su sexo.
La investigación probó que son también frecuentes las pr cticas sexuales de hombres con hombres y de mujeres con mujeres, aunque no siempre se reconocen como parejas o bien, se les excluye del derecho a expresarse poblicamente. Hay algunas comunidades ind¡genas en las cuales s¡ se respetan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.
Ante la pregunta +de qu’ manera influye la familia en la sexualidad?, se se_ala que ah¡ es donde se aprenden los primeros modelos de ser hombre, de ser mujer, de vida en pareja, as¡ como la manera de expresar y satisfacer los deseos sexuales.
El apartado sobre sexualidad destaca que en muchas ocasiones el hecho de que sean los hijos varones los que reciben la tierra por la herencia, obliga a que las mujeres se casen y vivan en la casa de sus esposos, que dependan de ellos para casi todo. Esta situaci¢n les impide decidir sobre su vida, su cuerpo y su sexualidad.
Otro factor que se se_ala, se refiere al hecho que desde la infancia a muchas ni_as se les discrimina y se limitan sus estudios, con ello lo onico que se logra es que ellas se sientan menos valoradas, aceptadas y con menos confianza en s¡ mismas. En cambio, a los ni_os se les valora por su fuerza y productividad, se propicia su lejan¡a de la familia, la vida afectiva y del trabajo del hogar.
El prestigio de la familia, se asevera, sigue siendo un gran valor que es cuidado a partir de la lealtad, la vigilancia sexual de las j¢venes solteras y la fuerza de la religi¢n en la vida de las mujeres. Tambi’n, es frecuente que madres y padres recurran a amenazas y golpes para controlar la sexualidad de hijas e hijos, con lo cual se fomenta la violencia y se dificulta hablar de los problemas familiares.
Un aspecto importante que se_ala el manual –«Los caminos de la vida»– refiere que la escuela favorece una convivencia m s cercana entre las y los j¢venes, adem s de relaciones de noviazgo a edades m s tempranas, pues se abren mayores oportunidades para estudiar y dejar para m s adelante responsabilidades como el trabajo o el matrimonio.
Es un hecho, se concluye, que las nuevas generaciones est n mejor informadas para cuidar su salud sexual, sobre todo entre quienes han tenido la oportunidad de ir a la escuela. Ahora en la primaria y secundaria se habla del cuerpo humano, la pubertad, la reproducci¢n humana, los cuidados de la salud, as¡ como de la prevenci¢n de embarazos no deseados y de las infecciones de transmisi¢n sexual.
Rom n Gonz lez