Cuando le preguntaron a la conocida antropóloga Margaret Mead cuáles eran, a su juicio, los momentos más decisivos del desarrollo humano a lo largo del tiempo, respondió con convicción:
«Hay cuatro períodos después de los cuales nada volvió a ser lo mismo: a) el de la evolución (salto vida-espíritu), b) el período glacial, c) la edad de la industrialización, d) y el de los movimientos feministas».
Aún son pocos y pocas, pero van aumentando lenta y constantemente, los/as pensadores/as, sociólogos/as, etc… que suscriben esta misma idea y, más concretamente, la afirman refiriéndose a los acontecimientos influyentes y a los avances ideológicos de nuestro siglo. Señalan que si algo hemos de considerar crucial para el futuro de la Humanidad, es precisamente este crecimiento y profundización del pensamiento y acción feminista en el mundo. Afecta al ser humano total, a la forma de ser hombre y de ser mujer, a su identidad y a las relaciones globales.
Porque la cuestión de «la mujer» no es algo puntual, no es un «tema» interesante, ni tampoco algo m s o menos marginal en la existencia humana, sino que est en la base y ata_e profundamente a toda la existencia, al «entramado» del mundo donde todos los problemas est n interrelacionados. La econom¡a, la pol¡tica, la educaci¢n, el trabajo, el lenguaje, la sexualidad… todo queda resituado por la presencia o la ausencia de las mujeres.
¨Qu’ significa rescatar lo femenino?
Es una forma de ser y de sentir la vida y la relaci¢n, de componer o edificar el mundo; ata_e a las ra¡ces de la justicia. Entra_a un nuevo paradigma, un modelo diferente; supone un paso de unas relaciones m s jer rquicas y piramidales a otras m s igualitarias, y, como hemos dicho, repercute en la totalidad; no s¢lo porque todo est interrelacionado, sino porque en definitiva, afecta al ser humano en cuanto tal, a su configuraci¢n m s honda como persona, a la forma de ser mujer pero tambi’n a la manera de ser var¢n, al nima y, tambi’n, al nimus del mundo; afecta, a las relaciones y est plenamente integrado en la evoluci¢n de la consciencia humana, de la conciencia mundial que va emergiendo gradualmente, clarific ndose entre dificultades, acelerones e incluso aut’nticos «saltos» hacia adelante.
Avanzamos, y cada vez somos m s conscientes de que lo hacemos globalmente; de que todas las personas estamos insertas en un proceso de unificaci¢n c¢smico y de clarificaci¢n conjunta. Es muy importante esta percepci¢n integral de la realidad, as¡ como la de la opresi¢n y liberaci¢n de las mujeres que es tambi’n global; llega desde todos los frentes e influye en todo. Todo est interconectado; todo es aon provisional y se va fraguando lentamente, tambi’n la Humanidad.
Hay momentos y adquisiciones que son claves en este avance global y, como muy bien lo se_alaba Margaret Mead, el feminismo es fundamental en el cambio. Est plenamente integrado en la evoluci¢n y significa una real transformaci¢n de la humanidad, de la totalidad, .lo cual es muy importante., no s¢lo para las mujeres, sino para el g’nero humano. De ello depende en gran parte la re-animaci¢n del mundo; es ‘sta una conciencia que apenas comienza a despuntar con lentitud y tes¢n, pero cuyas repercusiones son aon imprevisibles.
Desde esta perspectiva hay que contemplar el nacimiento de los movimientos y de la conciencia feminista, insertos en los dem s movimientos de liberaci¢n y de concientizaci¢n humana, tanto en el tiempo como en la praxis liberadora. El recuerdo hist¢rico no es solamente un acto de justicia respecto a las personas y esfuerzos realizados, sino que adem s es una motivaci¢n poderosa para el presente: lo esclarece, lo «re-anima», y nos ayuda a comprenderlo, lo vivifica y lo empuja hacia el futuro.
UNA HUMANIDAD QUE SE HACE
176