Si aquella constitución tiene la intención de servir más de 140 estados soberanos, la arquitectura financiera tiene que ser construida con un grado de sensibilidad que le falta de forma manifiesta a la OMC.
Todas las instituciones financieras desarrolladas desde el acuerdo de Bretton Woods de 1944 han colocado un enfásis predominante en valores económicos. Ahora la OMC ha extendido este fuerte sesgo hacia los valores crematísticos del comercio internacional. Preocupaciones sociales, sanitarias, laborales y ambientales, y la necesidad de combatir la pobreza y erradicar la deuda externa, aunque ahora formalmente reconocidas, son tratada como unas «extras opcionales» que de alguna forma pueden ser parchadas encima de las actuales estructuras no-democráticas y no-transparentes del comercio mundial.
. Mientras, ha surgido, con una suerte bastante desigual, una red paralela de acuerdos multilaterales no-comerciales, bajo los auspicios de las Naciones Unidas. Dos ejemplos son la Convención sobre Biodiversidad (con su Protocolo de Bioseguridad de Cartagena) y la Convenci¢n sobre Cambio clim tico (y su Protocolo de Kioto). Incluso, oltimamente se habla mucho de crear una «Organizaci¢n Mundial del Medio Ambiente» en la cumbre de R¡o + 10 en 2002. El desaf¡o es determinar como los tratados no comerciales pueden eficazmente equilibrar la agenda liberalizadora, ejemplificada por la OMC (pero no limitada a ella) para dar prioridad a objetivos sociales y ambientales en la llamada «hierarquia de normas».
Porqu’ una reforma de la globalizaci¢n econ¢mica requerir¡a una agenda de acci¢n que englobara una evaluaci¢n profunda del impacto de anteriores medidas de liberalizaci¢n del comercio mundial, una radical reorientaci¢n de los objetivos del comercio hacia la justicia social y la sostenibilidad, la definici¢n de normas y valores aplicables a pol¡ticas comerciales y una democratizaci¢n de las instituciones internaciones en nombre de todas las partes afectadas.
Es evidente que las actuales pol¡ticas de la Organizaci¢n Mundial del Comercio contradicen los principios de un comercio justo y ecol¢gico. Seguramente, y as¡ se reclama de las calles de muchas ciudades del mundo, la OMC debe ser abolida y reemplazada totalmente por otras organizaciones m s democr ticas. Pero a corto plazo, para reducir los peores efectos de la OMC se podr¡a plantear las siguientes propuestas para reformar algunas de las reglas del comercio mundial.
No a m s rondas negociadoras, como se plantean en la pr¢xima reuni¢n de la OMC en Qatar, sobre asuntos como inversiones extranjeras directas, contratas poblicas, biotecnologia o «transparencia». Mientras hayan negociaciones en curso sobre Agricultura, Servicios, Propiedad Intelectual, no debe haber m s pasos de liberalizaci¢n hasta los objetivos estrat’gicos de estos acuerdos hayan sido re-escritos. Los compromisos incumplidos de la Ronda de Uruguay sobre asistencia t’cnica, acceso a mercados y reformas institucionales deben ser completadas antes de nuevas medidas.
Cada acuerdo existente de la OMC debe ser revisado para evaluar su impacto econ¢mico, social y ambiental hasta la fecha y para ser reorientado hac¡a la sostenibilidad, la reducci¢n de la pobreza. Las pruebas de necesidad en Las Barreras T’cnicas al Comercio y Otros Acuerdos (que se utilizan por la OMC para derribar barreras restricciones gubermantales no-comerciales) deben ser reemplazadas por pruebas de sostenibilidad.
Pol¡ticas poblicas y las leyes de los estados deben estar a salvo de ataques por acuerdos comerciales. En particular, campos como la salud y la seguridad, la educaci¢n, cultura, energ¡a, alimentaci¢n y seguridad h¡drica, servicios poblicos, transporte poblico, protecci¢n ambiental no deben ser sujetos a las reglas del libre comercio internacional que adquieren un rango por encima de objetivos pol¡ticos no comerciales La prioridad en derecho internacional debe ser para la aplicaci¢n de acuerdos y tratados multilaterales que protegen derechos sociales, laborales y ambientales. Las reglas del comercio internacional deben ser subsidiarias de la futura Organizaci¢n Mundial de Medio Ambiente.
Comercio justo en lugar de Comercio Libre. Los pa¡ses menos desarrollados que constituyen la mayor¡a sustancial de la OMC deben recibir un tratamiento especial y diferente que tiene en cuenta su posici¢n relativamente d’bil en la red del comercio mundial. El concepto de comercio justo exige que las reglas del comercio deben reconocer y respetar los derechos humanos y laborales fundamentales, incluidos los derechos de los pueblos ind¡genas. Los productores locales, particularlmente los que cultivan alimentos b sicos, deben recibir un precio equitativo para su producci¢n.
Un control democr tico de la OMC debe ser establecido. Las personas deben tener el derecho a conocer y a decidir sobre los compromisos comerciales internacionales. Entre otras cosas, esto exige que los procesos de decisi¢n en negociaciones y en el cumplimiento dentro de instituciones comerciales internacionales deben ser democr ticos y transparentes. Debe incluir un control legislativo por parte de representantes elegidos de estados miembros. Significar¡a que los mandatos para todos los tratados comerciales internacionales debe emanar primero de parlamentos nacionales o regionales para despu’s ser ratificados por los mismos. La voz de la sociedad civil, organizaciones y parlamentarios, como, por ejemplo, el Foro Social Mundial de Porto Alegre, debe ser o
Portavoz internacional de Los Verdes