El programa amplía el alcance de la polémica y la remonta más allá del padre de Elián, de sus parientes en Miami y de los procesos jurídicos que acapararon la atención de la prensa durante los siete meses en que el niño permaneció en Estados Unidos. En vez, el documental analiza los ímpetus
psicológicos y políticos ocultos tras la pugna por Elián, así como las emociones y motivaciones de quienes influyeron en el desenlace.
"Quisimos dar paso atrás y repasar la odisea de Elián González lejos de los exaltados ánimos periodísticos que rodearon la lucha por impedir que saliera de Estados Unidos", manifiesta la productora Ofra Bikel. "En vez, el
documental investiga por qué Elián significó tanto para los cubanos a ambos lados del estrecho de la Florida".
La película también examina el papel que desempeñan los cubanoestadounidenses tanto en la sociedad de Miami como en la política del país, y cómo la crisis del caso de Elián tiempla aún más la delicada relación entre la comunidad de
exiliados y otros grupos ‘tnicos de Miami.
"Llegamos aqu¡ y tomamos la decisi¢n de que no ¡bamos a integrarnos dentro de la corriente principal de la sociedad estadounidense en la forma en que lo han hecho otros grupos de inmigrantes en el pasado", explica Carlos Saladrigas, empresario cubanoestadounidense y l¡der comunitario. "No vinimos con el deseo expl¡cito de formar parte del crisol de culturas que es Estados Unidos".
La llegada de Eli n signific¢ distintas cosas para diferentes cubanoestadounidenses. Para algunos, fue un presagio religioso del fin del comunismo en Cuba. Para otros, fue una reminiscencia del peregrinaje que 14 mil ni_os cubanos emprendieron a principios de la d’cada de 1960. Muchos padres de familia cubanos, previendo que Castro suprimir¡a la religi¢n y cerrar¡a las escuelas cat¢licas, enviaron a sus ni_os solos a Miami, en una
"misi¢n de rescate" que se llam¢ "Operaci¢n Pedro Pan".
"Por eso Eli n es tan importante", dice el Padre Francisco Santana, sacerdote del Santuario de Nuestra Se_ora de la Caridad en Miami. "Porque la comunidad de exiliados [cubanoestadounidenses] comenz¢ precisamente con el concepto de ‘salvemos a los ni_os’".
Eli n no s¢lo revivi¢ viejos recuerdos de Cuba y de la fuga de una generaci¢n hacia la libertad, sino que despert¢ y moviliz¢ a una nueva generaci¢n de j¢venes cubanoestadounidenses, muchos de los cuales nunca han estado en la isla.
"Cuando vi a ese ni_o, me di cuenta de que ‘l pod¡a ser mi hermano menor",
comenta Rick de la Torre, cuyos padres huyeron de Cuba en 1959. "Pudo haber
sido cualquiera de los otros ‘Eliancitos’; pude haber sido yo mismo, si mis
padres no hubieran escapado del comunismo".
Mientras la comunidad de exiliados cubanos de Miami acogi¢ a Eli n como un
milagro enviado para traerles esperanza, a noventa millas de distancia, Fidel
Castro tambi’n lo acog¡a como la causa que podr¡a encender de nuevo el fervor
revolucionario en su afligido pa¡s. En "Saving Eli n" se ven im genes de
algunas de las muchas marchas, protestas y manifestaciones que se organizaron
en Cuba para demostrar el apoyo del pa¡s para el regreso de Eli n. En el
mbito internacional, entretanto, Castro exigi¢ en poblico el regreso de
Eli n a Cuba en un plazo de 72 horas. Y eso, dicen los observadores, lo
cambi¢ todo.
"La pregunta ya no era s¢lo: ‘¨D¢nde deber vivir el ni_o?’ ni ‘+Ad¢nde deber irse el ni_o?’", explica Lisandro P’rez, director del Cuban Research Institute de Florida International University. "Se convirti¢ en un asunto de: ‘Esto es lo que Fidel quiere’. Y la comunidad de exiliados cubanos de Miami dijo: ‘Pues si ‘l quiere el ni_o, no lo va a tener’".
"En un instante", afirma P’rez, "se convirti¢ en una confrontaci¢n que intensific¢ cuarenta a_os de conflicto entre los exiliados cubanos de Miami y Fidel Castro".
En "Saving Eli n", los cubanoestadounidenses defienden su lucha por mantener a Eli n en Estados Unidos como un intento de protegerlo de la explotaci¢n del r’gimen comunista de Castro.
"Francamente, en nuestra opini¢n, el ni_o no regresa a su familia, sino a las manos mismas de Fidel", dice la poetisa cubanoestadounidense Lourdes Sim¢n.
Pero a medida que la batalla por Eli n se intensificaba, algunos residentes de Miami que no son de origen cubano, empezaron a sentirse rodeados por el sentimiento anticastrista que pululaba a su alrededor. "Lleg¢ al punto de que no se pod¡a opinar nada sobre el tema [de Eli n] a menos que uno fuera cubano", dice la estudiante de periodismo Rebecca Medina, cuyos padres inmigraron de Puerto Rico. "En pocas palabras, si no iba a ser la misma
opini¢n que compart¡a la comunidad cubana, no quer¡an escucharla. Y cuando la escuchaban, nos tildaban de comunistas".
En efecto, la batalla por Eli n Gonz lez pareci¢ agudizar el resentimiento, nunca antes expresado, que algunos de los residentes de Miami de origen diferente al cubano sent¡an con respecto al importante poder pol¡tico y social de la comunidad cubanoestadounidense. Los cubanoestadounidenses tienen mucho ‘xito en los c¡rculos pol¡ticos locales y nacionales, y cuentan con un grupo cabildero en Washington a cuya influencia se le atribuye la aprobaci¢n de la gran mayor¡a de la legislaci¢n anticubana.
"Los cubanoestadounidenses han conseguido tantas cosas improbables del gobierno de Estados Unidos", dice Max Castro, miembro superior del equipo de investigaciones de la Universidad de Miami. "Una invasi¢n de Cuba, un embargo
al que el resto del mundo se opone. ¨Por qu’ no van a creer que pueden imponerse [en el caso de Eli n] en un a_o de elecciones presidenciales?"
Es esta actitud, consideran los observadores, la que ofende a tantas personas en Miami. "Me he sentido como un extranjero en esta ciudad por mucho tiempo", dice Bruce Whitten, empresario cauc sico de Miami. "Es lo que [los
cubanos] quieren o c¢mo se sienten; lo dem s no importa. Para ellos, ‘sta es Cuba y, en mi opini¢n, van a manejarla como si lo fuera".
Las personas de origen diferente al cubano no son los onicos residentes de Miami que se han sentido excluidos por la comunidad de exiliados cubanos. En "Saving Eli n," la serie FRONTLINE entrevista a varios cubanoestadounidenses
que cuentan que han sido condenados al ostracismo, e incluso amedrentados, por no apoyar la l¡nea dura de la comunidad con respecto a Cuba y a Fidel Castro. Francisco Aruca, por ejemplo, cuenta a FRONTLINE que su emisora
radial en Miami fue objeto de un atentado con una bomba por haber tomado una actitud m s moderada en relaci¢n con Cuba.
"En cuanto uno se desv¡a de las tesis de ellos, lo consideran el enemigo y deciden aplastarlo. ¥Es as¡ de directo y sencillo!", explica Francisco.
Quiz s lo m s sorprendente en "Saving Eli n" de FRONTLINE son los puntos de vista expresados por los "Pedro Panes", los ni_os que realizaron aquel decisivo ‘xodo de Cuba hace casi cuarenta a_os. Estas personas, en la actualidad en la cuarta o quinta d’cada de su vida, son personas exitosas que aprecian las comodidades de que han gozado en Estados Unidos. Ser¡a de esperarse que sintieran empat¡a con la historia de Eli n Gonz lez y los esfuerzos para conservarlo en Estados Unidos. Sin embargo, cuando FRONTLINE entrevist¢ a un grupo de ellos (cada uno en privado), todos confesaron que cre¡an que para Eli n ser¡a mejor estar en Cuba con su padre que en Estados Unidos sin ‘l. Cuando se les cont¢ m s tarde en grupo que todos se sent¡an de la misma manera, se quedaron pasmados de saber que compart¡an la misma opini¢n pero sent¡an temor de dec¡rselo los unos a los otros.
Frank Avellant, uno de esos Pedro Panes, dice: "Siempre pens’ que si caminaba hacia el sur de la Calle 8 y expresaba lo mismo que dije [a FRONTLINE], me iban a linchar".
Sin embargo, muchos cubanoestadounidenses en "Saving Eli n" expresan tristeza y desmoralizaci¢n al referirse a la incursi¢n nocturna mediante la cual se sac¢ a Eli n por la fuerza de la casa de sus parientes en Miami. Tambi’n
cuentan que se sienten traicionados por su pa¡s y por las personas que no son de origen cubano, y que no sintieron ninguna afinidad con su dolor. Despu’s de Eli n, opinan estos exiliados, es posible que las relaciones entre la
comunidad cubanoestadounidense de Miami y los dem s grupos ‘tnicos no vuelva a ser la misma.
"Hasta entonces [antes de Eli n], estas personas eran los vecinos de uno", dice Rick de la Torre. "La gente con la que uno iba de compras, a la iglesia, etc. Ahora es como si hubieran trazado una l¡nea infranqueable en la mitad de
la calle".
El empresario cubanoestadounidense Carlos Saladrigas est de acuerdo: "El caso de Eli n transform¢ para siempre la comunidad de exiliados", afirma. Al mismo tiempo, sin embargo, reconoce que el efecto m s profundo de los siete
meses de esta penosa experiencia lo recibi¢ el propio Eli n.
"+l se convirti¢ en un pe¢n atrapado en medio de un juego pol¡tico", comenta Saladrigas. "Estaba entre dos fuegos y, al final, importaba todo menos ‘l".
Despu’s de la transmisi¢n del programa, visite la p gina web "Saving Eli n" en www.pbs.org/frontline para enterarse m s sobre este reportaje. Vea:
* Entrevistas con cubanoestadounidenses (moderados y de l¡nea dura) y con residentes de Miami que no son de origen cubano.
* La cronolog¡a de los principales sucesos que han forjado la confrontaci¢n de cuarenta a_os entre Estados Unidos y Cuba.
* Libreto del productor: Ofra Bikel, de FRONTLINE, habla sobre la filmaci¢n del documental.
* Extractos de las entrevistas completas con cubanoestadounidenses, que abarcan temas como: "La obsesi¢n por Castro", "El poder de la comunidad de exiliados cubanos" y "Las relaciones entre Estados Unidos y Cuba despu’s de Eli n".
"Saving Eli n" es una producci¢n de Ofra Bikel.
FRONTLINE es una producci¢n de WGBH Boston con transmisi¢n a nivel nacional por PBS.
FRONTLINE cuenta con subtitulado para los televidentes sordos o con dificultades de audici¢n.