El aplazamiento tiene mucho que ver con el fracaso de los últimos intentos europeos de salvar el Protocolo. Australia ha dejado claro a una delegación de la Unión Europea (UE) que ha visitado el país, que no se compromete a la ratificación de Kioto y seguirá los pasos de EEUU, el país más contaminantes con un 25 de las emisiones globales del «efecto invernadero», que ya ha dicho que no firmará.
La decisión australiana, junto a las reticencias de Japón y Canadá, puede ser el fin definitivo del Protocolo, porque entre estos cuatro países emiten más del 50% de las emisiones globales, y para que entre en vigor es necesario que los países que emitan el 55% de los gases nocivos lo ratifiquen.
Por eso la UE está intentando redoblar su mediación. El canciller alemán, Gerhard Schroeder, ha instado «enérgicamente» a Japón a que ratifique. Por su parte, el primer ministro chino, Zhu Rongji, ha pedido a los países industrializados un modelo de respeto medioambiental, que estimule a los países en vías de desarrollo para reducir sus propias emisiones contaminantes.
Jos’ Santamarta