El sistema supone un ahorro en un primer momento para la administración, pero a la larga sale más caro para los contribuyentes.
El «peaje en la sombra» es una trampa, porque:
1. El político de turno, en este caso Alberto Ruiz Gallardón (PP), puede invertir en infraestructuras (autovías) sin gastar nada ni endeudarse formalmente. Se lleva la fama de eficaz sin afrontar los costes políticos (más impuestos), y su política de imagen la pagan todos los contribuyentes durante el periodo de concesión (20, 30 o más años).
En la práctica deja endeudadas e hipotecadas a las próximas administraciones durante 20, 30 ó 50 años.
2. El sistema promueve la insostenibilidad y el uso del automóvil privado. Los usuarios (automovilistas) no pagan nada por usar la infraestructura, y por eso se le llama «peaje en la sombra». Lo adecuado sería que pagasen los usuarios («el que contamina, paga»). En última instancia somos todos los ciudadanos, usuarios y no usuarios de la M-45, automovilistas o peatones, los que pagamos el sistema a través de nuestros impuestos. Cada año durante varias décadas las futuras administraciones públicas de la Comunidad de Madrid deberán pagar a las empresas concesionarios más de 480 millones de euros (unos 80.000 millones de pesetas) sólo por la M-45.
José Santamarta