La ley de la oferta y la demanda, la que rige el mercado libre, ha funcionado en La Ciudad Condal a la perfección; pero sin tener en cuenta un pequeño detalle. A Cannes no le sirvió de nada argumentar el “chic” y el “glamour” de la Costa Azul para justificar unos precios desorbitados que provocaron la huida de la Feria, lo mismo que a Barcelona no la salvarán de la pérdida ni Gaudí, ni el cosmopolitismo, ni el vanguardismo, ni el modernismo, ni el ‘fashion-sopping’ y mucho menos la innovación; que de esta, los participantes en el 3GSM, van sobrados. A partir de esta premisa se impone el sentido común y el consenso entre todos los agentes implicados, incluidos la institución ferial y el Ayuntamiento, no vaya a ser que tropecemos con la misma piedra que los franceses y eso sería, cuanto menos, absurdo. Barcelona bien puede “valer una misa”, pero no concelebrada y además con procesión.
Y hablando de cifras que desbordan la razón diremos que en el mundo se vendieron en 2006 más de 1.000 millones de teléfonos móviles, según Strategy Analytics, lo que demuestra la solidez de una industria muy próspera centrada ahora en satisfacer a los mercados emergentes como India con aparatos de bajo coste y en el recambio de terminales en los consolidados. China, país consumidor y productor, cuenta con más de 450 millones de usuarios, una cifra que contrasta con los casi 47 millones de móviles operativos en España, y en 2006 fabricó 470 millones de teléfonos. Este suculento pastel se lo reparten básicamente los fabricantes Nokia, Motorola y Samsung, por este orden, que en el 3GSM han demostrado una competitividad sin precedentes. Y es que no es para menos. Las compañías pretenden forzar el relevo en los mercados maduros ofreciendo cada vez más opciones para evitar una caída de las ventas y no ha quedado más remedio que comenzar a hablar de “convergencia”.
Además de la cámara fotográfica, la videollamada, Internet, la agenda, el correo electrónico, el reproductor MP3 o la banda ancha, los celulares de última generación incluyen la televisión en directo, sistemas de pago que ahorran comisiones o el reconocimiento de la huella digital para manejar datos seguros, por lo que la presencia en esta feria hasta ahora temática, en particular, y la entrada en la industria, en general, de compañías informáticas, productoras de cine o empresas de tv, ha sido recibida como agua de mayo. Microsoft, por ejemplo, ha presentado el Windows Mobile 6, su nuevo sistema operativo para móviles y el Festival Sundance no ha querido perder la oportunidad de impulsar las películas para ser vistas en el terminal. Por otra parte, la utilización de estos servicios paliarán en un futuro las posibles pérdidas de las operadoras generadas por la caída de precios de las llamadas provocada por la competencia. El horizonte del mercado es tan espectacular que incluso se prevé que las principales compañías se unan para desarrollar sistemas de búsquedas en Internet a través del móvil, entrando en competencia con el mismísimo Google.
Pero como en casi todo, y sin ánimo de ser agorera, la convergencia supone objetivos comunes pero también dificultades de entendimiento y a menudo intereses encontrados. En este sentido, existe una diferencia sustancial entre el hecho de que el usuario pueda adquirir un celular de última generación que cuente con ciertas opciones y la posibilidad real de utilizarlas de una manera global y óptima a corto plazo. Incluso puede ocurrir que no sean bien aceptadas por el mercado, tal y como ha sucedido con los servicios de Internet para móviles. Por otro lado, el precio de estos servicios siempre es un ‘handicap’, ya que las operadoras no parecen estar dispuestas a ceder ni un ápice. Recordemos su reacción ante la ley anti-redondeo. En definitiva, una feria necesaria para conocer el estado de la innovación en el sector, las tendencias y, por qué no, para practicar en cierta manera el espionaje industrial, aunque hay secretos que permanecen bajo llave. De cara al usuario, de momento, solo ilusión.
Gema Castellano