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La campaña electoral es similar a una batalla en toda regla pero sin muertos, mejor así. Por tanto, aquellos que logran manejar mejor la información y dejan pocas grietas a los deslices, pueden desarrollar su estrategia sin excesivos contratiempos. A Zapatero se le escapó aquello de calentar la campaña para movilizar a las bases socialistas pero su aclaración fue acertada y creíble; entre otros motivos porque está en su derecho de movilizar como le venga en gana a sus propias bases. Diferente es desanimar a la parte contraria intentando hacer creíble el mensaje propio entre las filas rivales; que sería incluso lícito si se hiciera con propuestas y soluciones, cosa que por el momento no ocurre.
Mucho se habla del debate del próximo lunes y el día a día me va dando la razón: Rajoy irá a hacer “sangre”, única forma de conseguir desanimar a los socialistas débiles, ya que los abstencionistas, al día de hoy, seguramente se quedarán en casa o utilizarán el Día D para otros menesteres diferentes de ir a votar. No obstante, que esta estrategia se haya hecho pública a través de las declaraciones del secretario de Comunicación del PP supone un verdadero obstáculo para que Rajoy sea impactante y creíble en el próximo debate; los dos elementos claves de un buen ataque en campaña electoral. En esta situación, gracias a Elorriaga, el ataque de Rajoy se presupone malo porque no logrará convencer a quien estará previamente a la defensiva; si va de bueno, también malo porque el talante se le presupone a su rival. Pintan bastos para el PP después de que el máximo responsable de comunicación popu! lar se haya ido de la lengua. En cualquier caso el debate será más de lo mismo, salvo el interés por ver cómo solventa Rajoy el trago; el Presidente tendrá suficiente con acudir al plató, exhibir sonrisa y capear el temporal. Los datos estadísticos van a cambiar poco a partir del lunes ya que si el PP tenía alguna opción Elorriaga la ha desperdiciado.
Francisco Roldán Castro
Pte. de la Asociación Española de Consultores Políticos