El último ejemplar de esta vaca originaria del cantón de Friburgo fue abatido en 1975. Dándola por desaparecida desde entonces en Suiza, una nueva esperanza se asoma tras que Roger Pasquier mostrara las fotografías de unas vacas que en mucho se asemejan a la extinta friburguesa. Aún más, Pasquier recoge en Punta Arenas tres testimonios que coinciden en la siguiente afirmación: un descendiente de inmigrantes helvéticos de nombre José Davet -quien se convirtió después en vicecónsul de Suiza allá- importó una docena de vacas del pueblo friburgués de Blessens en la década de los 30.
Esta información colateral a las indagaciones del socioeconomista septuagenario -autor del libro ‘Los friburgueses y sus descendientes en la Patagonia Chilena‘, publicado en Chile a principios de año-, ha provocado el interés de muchos medios de información helvéticos. "Constato que se muestra más interés por la vaca que por los propios inmigrantes. Los periodistas me hacen más preguntas sobre este tema", dice a swissinfo con un cierto lamento el ex funcionario de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE).
La vaca friburguesa en 1940 en Gruyère y a color, una de Punta Arenas.
Un símbolo. Y aunque Pasquier admite que la reacción de los diarios le ha sorprendido, advierte el fondo de este interés: "Comprendo un poco a los friburgueses apegados a la tradición y a las costumbres con las que identifican a ese animal; como el ascenso a la montaña para pacer en verano: toda una fiesta y que tenía como protagonista a esta vaca blanca con negro con sus cencerros típicos. Incluso aquellos que no son agricultores ni criaderos de reses tienen un vínculo sentimental muy fuerte con esa tradición".
Pero la industrialización llegó a Suiza y esta especie de Friburgo, como muchas otras locales, desapareció en la segunda mitad del siglo XIX. "La vaca Holstein, de origen holandés, gran productora de leche y también con manchas blancas y negras, suplantó al rumiante que era el símbolo del cantón suizo de Friburgo", señala Philippe Ammann, director adjunto de Pro Specie Rara, la fundación dedicada a preservar la diversidad patrimonial y genética de la flora y fauna suizas.
Ammann advierte que incluso muchos suizos no se dieron cuenta de que la vaca friburguesa original desapareció. "En 1975 murió el último toro, llevándose una parte de la variedad animal de nuestro país consigo". ¿Por qué ocurrió esto? "Nadie vaticinó el fin de las razas antiguas, pero todos vieron el futuro en las nuevas. Vieron que el cruce entre una vaca holstein y una vaca friburguesa daba como resultado animales más grandes y de mayor producción láctea. Todos cruzaron a estas dos especies. Nadie quiso conservar una vaca de raza pura friburguesa. Así fue que desapareció".
Pero esta especie habría sobrevivido en Punta Arenas, si las conjeturas recogidas por Roger Pasquier son ciertas. Philippe Ammann de Pro Specie Rara quiere seguirle el rastro a esas vacas para comprobar su origen. "Es importante que al inicio de este proyecto podamos decir que efectivamente esta exportación –que se habría producido entre 1926-1930- tuvo lugar hacia Punta Arenas. Nos gustaría documentarlo".
Ya comenzó la búsqueda en los archivos locales, aunque aún sin resultado. "En esa época de posguerra no se hicieron registros al respecto en Friburgo", lamenta Ammann.
La etapa siguiente consistirá en localizar los ranchos donde subsisten estas vacas en el sur chileno, y, finalmente, enviar a un experto a esa punta del mundo para tomar las pruebas de sangre que permitan respaldar el parentesco de esos especimenes chilenos con la extinta vaca tradicional de Friburgo. "Ya no podemos cotejar los resultados con la referencia genética de una vaca original friburguesa, pero sí con la de la vaca de Simmental -que aún existe y es muy cercana a la extinta friburguesa – de color rojo con blanco y que antiguamente se encontraba en el mismo rebaño", explica Ammann.
Y es que, si bien en Punta Arenas también se intentaron en el pasado los cruces a fin de conseguir vacas más productivas, se dice que no tuvieron éxito, pues las crías de esas mezclas no soportaron el clima extremo del lugar, al que sí estaba acostumbrada la raza friburguesa.
Esto permite pensar que los especimenes de Chile son lo suficientemente puros -libres de otras influencias genéticas- y que bien pueden permitir recuperar la vaca perdida de los suizos.
Patricia Islas Züttel
Fuente: Swissinfo.ch