Obama ha sido el único Jefe de Estado del mundo que ha osado reprochar a los bancos su actitud de no arrepentimiento después del descalabro de 2008 y de que todos los países del G8 tuvieran que inyectarles dinero. Los banqueros de Wall Street han vuelto a atribuirse sus supersueldos solo un año después como si no hubiera pasado nada, pero no son los únicos. Los Bancos españoles han hecho lo mismo y la población todavía se pregunta a dónde ha ido a parar el dinero que el gobierno les inyectó para garantizar la solvencia de los ciudadanos.
La moraleja está servida. Los Bancos y los banqueros se han ratificado, después de este pulso al mundo, en algo que ya intuían. Son los dueños.
El poder político de los países democráticos elegido por los ciudadanos, simplemente no va con ellos. Dicen que en la reunión del G20 en Pittsburgh los mandatarios asistentes intentarán buscar la fórmula para que no se vuelva a repetir el ‘crash’ de septiembre de 2008. Un comunicado conjunto de los presidentes de Estado al estilo Obama sobre las aberraciones del sistema financiero en los países del G20, devolvería cierta confianza a un ciudadano traicionado, también, por su propio afán especulativo; pero de nuevo, deberemos conformarnos con fotos de familia cada vez más esperpénticas, con actores de caricatura al estilo Berlusconi.
Mientras tanto, trabajadores de alto ‘standing’ del banco de inversiones británico Dresdner Kleinwort, han decidido poner una querella ante un tribunal de Londres para reclamar a la filial de Commerzbank sus bonus estimados en 30 millones de libras, unos 34,16 millones de euros. !Que desfachatez !.
Gema Castellano