La primogénita del rey Carlos Gustavo, al igual que hizo Mary de Dinamarca, quiso llevar a los soldados de ese campamento -que cada día se juegan la vida en nombre de la paz- el cariño y respeto de todos los suecos.
Así, y sin previo aviso ni consultárselo a nadie, la heredera habló con el ministro de Defensa para que le organizara el transporte y los demás detalles del viaje.
Una vez allí, la futura reina de Suecia -sin maquillaje alguno y vestida como un recluta más- pasó con los militares dos días ‘en campaña’.
Con generosidad y esa simpatía que la caracteriza, que se dice es herencia de su abuelo paterno, Victoria intentó conducir un tanque de combate 90, se paseó por los cuarteles de los soldados nórdicos, visitó todas las dependencias donde se guarda el armamento y almorzó compartiendo mesa y rancho, ya que no mantel, con todos ellos.
Tras unas Jornadas muy intensas y antes de volver a casa, Victoria de Suecia dirigió a la tropa unas palabras de aliento en nombre de su familia y de todos los suecos: "Pensamos en vosotros y en el arriesgado trabajo que realizáis, un trabajo que tanto supone para la población civil de Afganistán. Os felicito por vuestro patriotismo y por vuestro esfuerzo"
Carmen Villar Mir
JMnoticias.com