Despertarse una o varias veces por la noche para orinar —un fenómeno comúnmente normalizado por muchas personas— podría ser en realidad una manifestación clínica de apnea obstructiva del sueño (AOS), una condición respiratoria que aún se encuentra subdiagnosticada en gran parte de la población. La relación entre ambos trastornos no es anecdótica: se basa en mecanismos fisiopatológicos sólidos que comienzan a recibir mayor atención en el ámbito clínico.
La nicturia, definida como la necesidad de interrumpir el sueño para orinar con la intención de volver a dormir posteriormente, suele atribuirse al envejecimiento, al consumo excesivo de líquidos o a afecciones urológicas. Sin embargo, estudios recientes apuntan a que también puede actuar como un marcador indirecto de AOS, una patología caracterizada por obstrucciones recurrentes de la vía aérea durante el sueño, acompañadas de pausas respiratorias y despertares frecuentes.
Los mecanismos que relacionan la apnea del sueño con la producción nocturna de orina son diversos y se retroalimentan entre sí:
Oscilaciones de presión intratorácica durante las apneas: Durante los episodios de apnea, el esfuerzo inspiratorio contra una vía aérea colapsada genera una presión pleural muy negativa. Esto incrementa el retorno venoso al corazón y distiende las aurículas, provocando la liberación de péptido natriurético auricular (ANP), una hormona que induce la eliminación de sodio y agua por los riñones (natriuresis y diuresis), además de inhibir la secreción de vasopresina o ADH, la hormona antidiurética. El resultado: una mayor producción de orina durante la noche.
Hipoxemia intermitente y activación simpática: La repetida caída en los niveles de oxígeno en sangre y los microdespertares activan el sistema nervioso simpático, generando un aumento de la presión arterial nocturna y alteraciones en la hemodinámica renal que favorecen la excreción urinaria.
Desplazamiento rostral de fluidos en posición de decúbito: Al adoptar la postura horizontal para dormir, el líquido acumulado en las extremidades inferiores durante el día se redistribuye hacia el tronco y cuello. Este fenómeno no solo agrava la colapsabilidad de la faringe, intensificando la AOS, sino que también incrementa el volumen de líquido intravascular que los riñones deben eliminar.
Fragmentación del sueño y micciones de oportunidad: Los microdespertares asociados a la apnea del sueño aumentan la probabilidad de que el paciente orine aunque la vejiga no esté completamente llena. Este patrón de interrupciones y visitas al baño contribuye a la fragmentación del sueño y perpetúa el ciclo de fatiga.
De esta forma, la nicturia en el contexto de apnea obstructiva del sueño es un fenómeno multifactorial, donde confluyen alteraciones hormonales, disfunciones hemodinámicas, cambios posturales y trastornos del sueño. La conjunción de estos factores convierte a este síntoma nocturno en un indicio clínico que no debe ser ignorado.
“Si usted padece de ronquidos y se despierta por la noche para orinar, nuestra recomendación es que consulte con el servicio de neumología para ser evaluado y descartar apnea obstructiva del sueño”, indican los especialistas.
El reconocimiento de la nicturia como un posible síntoma centinela de AOS subraya la necesidad de un enfoque multidisciplinar en el diagnóstico y manejo de esta condición, que afecta tanto la calidad del sueño como la salud cardiovascular y metabólica a largo plazo.
Artículo redactado con asistencia de IA (Ref. APA: OpenAI. (2025). ChatGPT (versión GPT-4o, 22 septiembre). OpenAI)