La mujer propiedad del hombre.
Se buscan formas que «justifiquen» la posesión y el dominio masculino. Nietzsche lo explicó de forma tan concisa como brutal, aunque en realidad no era original en su juicio: «El hombre debe considerar a la mujer como propiedad, un bien que es necesario poner bajo llave, un ser hecho para la domesticidad y que no tiende a su perfección más que en esta situación subalterna».
En el Antiguo Testamento ya descubrimos este sentido de propiedad que tenía el varón en Israel, lo mismo que en otros pueblos. La mujer es propiedad del hombre junto con la casa, los asnos, las vacas… (Ex. 20, 17; 22, 19…), e incluso el adulterio es un pecado contra la propiedad. Por eso también ella está obligada a obedecer a su marido como a su dueño y señor: «rab», en hebreo. Y así en las demás culturas. El mayor pecado de una mujer musulmana es desobedecer a su marido que es a la vez su dueño.
Pienso que es muy importante subrayar este estado y esta situación jer rquica y «natural» de las relaciones que lleva a la apropiaci¢n m s absoluta y que, por supuesto, no se limit¢ a ‘pocas m s antiguas, sino que se afirma y se prolonga en el tiempo… y abarca a todas las culturas del Globo. Todav¡a queda mucho para acabar de desprenderse de un bagaje tan interiorizado. Estamos aon muy lejos de cambiar realmente las relaciones humanas. Las mujeres del mundo entero continoan sufriendo en estado de opresi¢n y humillaci¢n. El instinto de dominaci¢n no controlado causa estragos.
Malos tratos.
Hoy de cada tres mujeres, una recibe malos tratos; cada ocho segundos una mujer es maltratada f¡sicamente y en muchos casos es v¡ctima del propio marido. Por cada var¢n que emigra en Indonesia, lo hacen tres mujeres. El 80% de los desplazados y refugiados del mundo son tambi’n ellas. Las violaciones, las repercusiones del «turismo sexual» y del abuso, la venta y compra de mujeres… son incontables en todas partes, pero el aumento de estas pr cticas entre las mujeres del Tercer Mundo es escalofriante. En algunas culturas se practica la ablaci¢n del cl¡toris y/o el cosido de los labios vaginales que el novio abrir con un cuchillo el d¡a de la boda, afirmando as¡ la «toma de posesi¢n» sobre ella. Hay 110 millones de mujeres y ni_as con los ¢rganos genitales mutilados y cada a_o se siguen mutilando 2 millones m s. En China, India, Bangladesh, Corea del Sur… los infanticidios y los abortos son selectivos y las v¡ctimas, en un 99%, son ni_as. En consecuencia, por ejemplo, China cuenta con 52 millones m s de chinos que de mujeres en edad de casarse. En bastantes pa¡ses y algunas culturas, todav¡a hoy, se permite el repudio y la poligamia. La cultura isl mica invisibiliza a las mujeres oblig ndolas a llevar un velo y confirmando as¡ la posesi¢n.
Pobreza y cultura.
En las mismas condiciones de trabajo, el salario de la mujer es del 30 al 40% menor que en el hombre e incluso, en pa¡ses como Jap¢n y Corea, llega en casos a ser un 50% m s bajo. El «paro» femenino es mucho m s alto que el masculino. 3/4 partes de los pobres del mundo son mujeres. El 70% de los 960 millones de analfabetos/as son mujeres, frente al 30% masculino. En el tercer Mundo ellas constituyen el 80% de la mano de obra campesina. De todas formas, las mujeres ejecutan 2/3 del trabajo realizado en el mundo, pero s¢lo reciben el 10% del beneficio mundial y poseen onicamente el 1% de las tierras de cultivo.
Hoy podemos hablar de la «feminizaci¢n de la pobreza» porque es un hecho real y desgraciado… Los/las habitantes del Cuarto Mundo y de los lugares de exclusi¢n social son prioritariamente mujeres.
Desigualdades ante la ley.
500.000 mujeres mueren cada a_o por complicaciones del embarazo y son 500 las que cada d¡a pierden la vida por abortos mal realizados… En algunas partes de la India se mata a la mujer cuando queda viuda. Todav¡a existen pa¡ses en el mundo en los que, en caso de embarazo por violaci¢n y/o adulterio, se mata a la mujer. En Egipto adem s se la arroja al Nilo despu’s de muerta.. Las mujeres continoan siendo bot¡n, estrategia e intercambio en la guerra… Desde luego, en todos los pa¡ses la ley protege, disculpa y es m s condescendiente con los hombres, aunque en todos se sabe que son ellos los que ejercen la violencia sobre ellas… Y podr¡amos ir a_adiendo datos y muestras sobre la humillaci¢n y violencia que sufren hoy las mujeres en todo el mundo y que nos hablan del sometimiento e injusticia.
La antropolog¡a, la pr ctica y la cultura generalizada de la inferioridad, de la posesi¢n y de la sumisi¢n femenina atraves¢ la historia y afect¢ a la humanidad total. A las mujeres, pero tambi’n, conscientes o no, a los varones. Las repercusiones son sangrantes. Podemos reconocer hoy el «rostro femenino de la opresi¢n».