Las famosas horas pico en Caracas se acabaron, porque ahora el congestionamiento de tránsito es permanente desde las seis de la mañana hasta pasadas las ocho de la noche, una situación que amenaza con prolongarse hasta los próximos meses, pasada ya la temporada de navidad.
El escritor Rubén Armendáriz definió a Caracas como un arrabal autopístico. Es una ciudad que creció vertiginosamente, convirtiéndose de aldea en gran urbe en apenas unas décadas, gracias a la explosión del petróleo. Grandes autopistas sí, pero sin avenidas ni vías de rápido acceso. Caracas es una urbe colapsada. En los últimos meses las colas y trancas en las principales calles y avenidas de la ciudad capital son una constante, de nada valen los llamados ôcaminos verdesö, que los conductores buscan como alternativa para evitarlas.
Mientras anualmente aumenta el número de población y vehículos tanto de transporte público como particulares, Caracas sigue con las mismas saturadas arterias viales sin que se vislumbre alguna soluci¢n al respecto, salvo la ofrecida por el sorprendente Metro de Caracas, un paliativo para poder movilizarse en la capital venezolana.
Es m s, el Metro -puesto en marcha en 1984- cuenta con tres l¡neas y es un servicio intachable, con una cultura de limpieza y cuidado que contrasta con el resto del transporte poblico y con la misma ciudad, «gracias a una mezcla de campa_a de educaci¢n y de represi¢n», segon Armend riz.
Desde hace a_os han sido muchos los ofrecimientos de planes y proyectos para descongestionar la ciudad capital: autopistas de dos pisos; ampliaci¢n de la v¡as existentes; reglamentaci¢n de transporte. Sin embargo hasta ahora nada de eso se ha concretado y a pocos meses del a_o 2001 el caos capitalino se agudiza cada vez m s.
Para las autoridades de la Direcci¢n de Tr nsito Terrestre, el desastre vehicular en la capital obedece, en su mayor¡a, a que ni el peat¢n ni el conductor cumple con la Ley de Tr nsito. Segon el director de operaciones de tr nsito, comandante Yorman Rivero, el problema de congestionamiento en Caracas no es s¢lo cuesti¢n de vigilancia sino de todos los organismos y entes involucrados en la ciudad, como las alcald¡as, comerciantes, buhoneros (vendedores ambulantes) y peatones.
En su opini¢n, si cada quien cumpliera con su funci¢n el tr nsito en Caracas fuera de otra manera, peor para ello quiz habr¡a que cambiar la idiosincracia del venezolano. El conductor particular respetar¡a las se_ales de tr nsito y el transportista las paradas sin que un fiscal los obligue; el peat¢n cruzar¡a por el rayado; los vendedores ambulantes no ocupar¡an las aceras y los comerciantes no abusar¡an de las horas de carga y descarga. Sin embargo, la realidad es otra: el tr nsito en la ciudad capital plagada de autom¢viles -en parte gracias al rid¡culo precio de la gasolina (11 centavos de d¢lar el litro)- no tiene soluci¢n a la vista, aunque hay quienes sue_an en que todos los caraque_os lo asuman como una responsabilidad.
Es que un mill¢n y medio de veh¡culos (entre autom¢viles particulares y buses) circulan por las angostas calles caraque_as y por sus autopistas cada d¡a, y el drama parece ir in crescendo cuando la c mara de la industria automotriz anuncia que la venta de veh¡culos aument¢ en el 2000 en 21,4%. Paralelamente, las estimaciones son de un 12 por ciento m s de accidentes que el a_o pasado, por imprudencia (primera causa) y exceso de velocidad, lo que elevar¡a el nomero de muertos a no menos de 250 en el 2000 s¢lo en Caracas.
Aram Aharonian
Corresponsal Informativos.Net en Caracas