El pueblo colombiano es por naturaleza alegre, jovial, hospitalario, amante de las diversiones, la fiesta, el baile o de reunirse a tocar, cantar o contar historias. +sto hace parte de la idiosincrasia de la gente en Colombia. En las casas campesinas, siempre se encuentra un tiple, una guitarra, una bandola, unos capachos o las maracas. El fin es compartir con alegría la noche, cuando llegan los amigos de visita. Así, después de las seis de la tarde se escuchan las canciones interpretadas por campesinos que jamás conocieron un pentagrama y unas notas con las cuales se puede leer y escribir la música, pero que al oído llevan los compases, las pausas, la melodía, la armonía, convirtiendo en concierto nocturno las tonadas populares. El bambuco, la guabina, el pasillo, el joropo, el vallenato, son las formas musicales para cantarle al amor, la vida, el trabajo, la mujer, al toro bravo, la furia del río, a la hermosura de la luna, a todas las cosas bellas que nos rodean. También para denunciar la injusticia social, el despotismo del sistema, al terrateniente explotador, al polic¡a verdugo. En la mosica, en las canciones, queda igualmente plasmada la protesta de un pueblo que sufre en carne propia todas estas consecuencias. Adem s, se canta al h’roe, al guerrillero, al dirigente que se atreve a decir las cosas por su nombre y que por esa osad¡a, – luchar por su pueblo – pag¢ con su vida o est en la c rcel. Esta tradici¢n se vive en FARC-EP. Guerrilleras y guerrilleros tocan, cantan, hacen poemas, trovan, escriben libros, montan obras de teatro, pintan, etc. Es nuestra cultura que los hombres y mujeres m s sensibles, reflejando la realidad que nos rodea, la convirten en forma agradable al o¡do, a los ojos, alimentando el sentimiento patri¢tico y revolucionario de miles de combatientes, de sus amigos, de miles de personas que hoy escuchan las canciones, leen libros, declaman poes¡as y ven las pel¡culas realizadas por los guerrilleros. Es una forma de lucha para ganar el sentimiento de los colombianos. Tambi’n para hacer llegar nuestra historia, nuestro programa, nuestra protesta, nuestra memoria de los m rtires ca¡dos, nuestra voz de aliento a los que luchan en otros campos y por otros medios, a los compa_eros que se encuentran en las c rceles pagando injustas condenas, nuestro saludo fraterno a otras organizaciones populares que pese a la guerra sucia desatada por el sistema, resisten heroicamente. Hoy en las FARC-EP, se cultivan varios ritmos musicales. El vallenato, t¡pico de la Costa Caribe, que le canta a la vida cotidiana, a la guerrillera que cautiva con su ¡mpetu juvenil y su belleza, al combate, al comandante, a los trabajadores…, cuenta la historia de las FARC-EP. El joropo, ritmo de los Llanos Orientales, frontera con Venezuela, expresi¢n del amor, de la vida, de la belleza y la bravura del llanero. Arriba la rumba !!! Con respecto a la producci¢n literaria, ya son varios los libros que han sido publicados, narran nuestra historia y analizan los diferentes aspectos de la vida pol¡tica, econ¢mica y social de nuestro pa¡s y del mundo. La cultura tiene un espacio muy grande y juega un papel importante en la vida de cada uno de los guerrilleros de las FARC-EP cuya tradici¢n de cantar en las tardes en las fincas, de contar cuentos, de narrar historias, se convirti¢ en la hora cultural y hoy es una instituci¢n. En todos los campamentos guerrilleros y cuando la situaci¢n de orden poblico lo permite, de siete a ocho de la noche, se realiza la hora cultural. En esa hora se lee un libro, se dicta una conferencia, se declama un poema, se cantan canciones, o se hace una fiesta para bailar los ritmos de actualidad y las composiciones guerrilleras. Es el espacio que se ha creado para que la cultura no est’ ausente de las luchas de nuestro pueblo. Al terminar la hora cultural, los guerrilleros salen con un conocimiento m s profundo sobre el tema tratado, salen alegres, salen con m s nimo de seguir luchando, con un nuevo aliciente para continuar ese largo camino que les espera. En la pr ctica se demuestra la falacia de la gran prensa de la oligarqu¡a, que todos los d¡as gasta miles de litros de tinta diciendo que la guerrilla lo onico que sabe hacer es disparar un arma para matar a un ser humano. Queda desvirtuada la teor¡a de los que piensan que en Colombia reina la cultura de la violencia y que todo est acabado. No. En la hora cultural lo que queda demostrado es la inmensa capacidad de los pueblos de conservar las alegres tradiciones y aon en las condiciones m s dif¡ciles, cultivarlas. Los guerrilleros de las FARC-EP somos esa parte del pueblo que siente, que sufre, que lucha y que, aunque estemos portando un arma como onico espacio de lucha que nos han dejado, reflejamos el sentimiento del pueblo colombiano, y m s temprano que tarde, con ‘l, cantaremos las canciones, declamaremos los poemas, leeremos los libros y bailaremos la mosica, en una Colombia justa, digna y soberana.
LA GUERRILLA SE DIVIERTE: LAS FARC NOS CUENTAN COMO
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