El Touareg es, de forma innata, el vehículo de arrastre ideal: tiene una máxima capacidad de carga de 3.500 kg. para trailers y 1.640 kilos para el eje trasero. Pero si en lugar de un yate de 3,5 toneladas, colocamos un jet que supera las 155 toneladas- 511 m2 de superficie de alas, 4 motores, 450 asientos y un fuselaje del tamaño de un bloque de casas- las cosas parecen diferentes. Deben cuidarse todos los detalles.
Para que el Touareg V10 TDI pudiera arrastrar al “gran pájaro”, primero debía aumentar el peso del vehículo. Aunque suene paradójico, es absolutamente necesario para que la potencia del motor pueda convertirse en fuerza de impulso. Con ese objetivo se situaron bolas y platos de acero por todo el vehículo, sumando un peso suplementario de 4.345 kilos, y alcanzando un peso total de 7.030 kilos. Distribución del peso: 2.755 kilos delante y 4.275 kilos en la parte trasera.
El resto de elementos se modificaron al mínimo. En el eje frontal se integró la transmisión de desarrollos más cortos del Touareg V8. El equipo aumentó la presión de aire en las ruedas estándar de Michelin, hasta los 4,5 bares. Y, finalmente, la velocidad máxima se limitó, no porqué se temiese que el sistema de arrastre se sobrealimentase, sino para proteger las ruedas. El resto, desde el motor al sistema de suspensión y la tracción total corresponden exactamente a la versión de producción.
Se utilizó un dispositivo suplementario para enganchar el Boeing 747 a la bola de remolque de serie del Touareg. El experimento podía comenzar. Basado en el par máximo del V10 TDI (750 Nm) y el ratio de transmisión, los ingenieros habían calculado que el Touareg sería capaz de mover aproximadamente 200 toneladas. Pero, ¿quién creería en esos cálculos sí un coche de 1,7 metros de alto y 4,75 de largo fuera atado a otro vehículo de 19,4 metros de alto y 70 metros de largo? Nadie. Especialmente si el típico clima británico, con lluvias fuertes y vientos, actuaba sobre ambos.
Pero el Touareg lo consiguió. El técnico de Volkswagen, Uwe Krieghoff se puso a los mandos. Usando el control de tracción, localizado en el centro de la consola de mandos, seleccionó el “LOW”, activando la reductora off road. De ese modo distribuyó la fuerza al 50 por ciento entre los ejes delantero y trasero. Krieghoff engranó segunda en la transmisión automática, aceleró suavemente y consiguió mover ligeramente las ruedas del 747. La mayor potencia se usó en esos pocos segundos. Tan pronto como el sistema de arrastre empezara a funcionar, se movería. Lo único que se hipotecó inicialmente fue la velocidad del motor. Krieghoff continuó empujando a medio gas. Y, sin problemas de tracción de ningún tipo, el Touareg y el jumbo empezaron a moverse. Después de recorrer 150 metros, se ralentizó el sistema hasta parar. La velocidad media fue de tan solo 8 km/h.
Una inspección del Touareg posterior al experimento descartó que existiese ningún daño en el coche. Todo estaba correcto.
La actual generación de Touareg se ofrece con ESP con estabilizador de trailers de serie. Este sistema es extremadamente eficiente y previene los movimientos de bandeo en casos de carga incorrecta o desplazamientos con excesiva velocidad.