Además, en las últimas semanas se ha observado un incremento alarmante de la malaria, con una media de más de 2.000 casos por semana –según los últimos datos del Ministerio de Salud guatemalteco-, lo que supone un 38% más que en el mismo periodo de 2004, cuando los contagios semanales apenas superaban los 1.500.
Ante esta situación, INTERVIDA lleva a cabo todo un abanico de acciones preventivas en las comunidades más aisladas de Guatemala. El trabajo incluye tanto actividades de prevención del contagio y el desarrollo de programas que mejoren las condiciones de salubridad hasta posibilitar un mejor acceso a los servicios sanitarios. Paralelamente, la labor de desarrollo integral de INTERVIDA también se centra en la puesta en marcha de proyectos de Producción con los que se pretende frenar la migración, uno de los elementos que favorecen la propagación de epidemias.
En principio, Quiché, Petén y Alta Verapaz son las zonas de Guatemala donde se da el mayor número de casos de enfermedad, que afecta, principalmente a población de entre 14 y 24 años. Aunque el aumento de casos en Guatemala no se puede atribuir a una única causa, uno de los factores más determinantes en la exposición a la malaria es la pobreza, que afecta principalmente a poblaciones rurales aisladas –en su mayoría indígenas–, con viviendas desprotegidas, nutrición deficiente, bajo nivel educativo y acceso difícil a los servicios de salud.
Otro aspecto fundamental en la transmisión de la enfermedad es el aumento de los movimientos migratorios, que favorecen el desplazamiento de personas infectadas que no han sido tratadas. A todo esto hay que sumar también factores culturales, climatológicos y económicos que influyen en la creación de las condiciones adecuadas para la transmisión de la enfermedad, convirtiendo a las poblaciones rurales y más postergadas en las más vulnerables.
La malaria es la enfermedad parasitaria tropical más importante y la dolencia contagiosa que más muertes causa, después de la tuberculosis. Se transmite a través de la picadura del mosquito Anopheles hembra, presente sobre todo en los trópicos y subtrópicos. Este mosquito adquiere el parásito cuando pica a una persona portadora de la malaria. Los parásitos se desarrollan en el intestino del mosquito y se transmiten a las personas con la saliva infectada del insecto, cada vez que éste pica a alguien sano. Según la Organización Panamericana de la Salud, casi 300 millones de personas de América Latina –el 35% de la población de América Central y Sudamérica– viven en zonas de riesgo en alguno de los 21 países en los que hay transmisión y programas de control de la malaria.
