Las telecomunicaciones son el andamiaje, la infraestructura «vial» de la autopista de la información sobre la que se está construyendo toda una economía global interconectada. Así como no podemos imaginar una nación sin carreteras, salvo que se encuentre en estado tribal, el siglo XXI es impensable sin las nuevas «carreteras» de la información.
Hace unas semanas el doctor Barrett, presidente y CEO del Intel Corporation, líder mundial de los microprocesadores, declaró desde Madrid: «En los próximos años, habrá mil millones de ordenadores conectados generando más de un trillón de dólares de ingresos a través del comercio electrónico. Al cambiar del modelo comercial centrado en el fabricante a un modelo de comercio electrónico centrado en el cliente, las empresas pueden ofrecer a sus clientes información, productos y servicios cuando, donde y como los quieren».
Pero lo más importante mencionado por el presidente del Intel fue que «la infraestructura de Internet será para la economía del siglo XXI lo que el petr¢leo supuso para el siglo XX. Sin embargo, a diferencia del petr¢leo, el precio no ser definido por los recursos naturales, sino por las realidades del mercado de la competencia y de la liberalizaci¢n. Los bits inform ticos son el petr¢leo de la econom¡a basada en Internet. Un mayor ancho de banda y costes m s bajos tanto en el mbito local como nacional definir n la competitividad».
Nuestro desarrollo productivo se ve afectado por las tarifas de telefon¡a, que, como se ve, est n ¡ntimamente ligadas al tema de la productividad, la competitividad y la educaci¢n. Mientras que las empresas de telecomunicaciones de naciones del primer mundo, encabezadas por los Estados Unidos, Canad y Nueva Zelandia, cobran una tarifa onica, cerca de 50 soles por uso irrestricto las 24 horas de comunicaci¢n telef¢nica, sea para voz o internet, en el Pero se paga por minuto de conexi¢n.
Desde la ¢ptica de la productividad los costos de telefon¡a son cuantitativa y cualitativamente excesivos para cualquier empresa peruana. Constre_ida a ahorrar en el recurso comunicaci¢n, la empresa peruana compromete la calidad de servico al cliente, el soporte, el seguimiento, la postventa y la bosqueda de mercados. Estos costos elevados tambi’n desincentivan la aparici¢n y estabilidad de un sinnomero de negocios y peque_as empresas generadoras de empleo o autoempleo.
Pero es m s grave visto desde la ¢ptica de la educaci¢n, porque lo que se paga en Pero por telefon¡a y acceso a Internet constituye un verdadero peaje al conocimiento. Nuestros investigadores y estudiantes se ven obligados a minimizar la bosqueda e indagaci¢n en la Red por motivos econ¢micos. En los planes de estudios americanos el uso de Internet como herramienta de investigaci¢n es de rutina para los colegiales. All un padre de familia, reiteramos, paga menos de 50 soles por conectarse las 24 horas, sea para hablar o conectarse a Internet. Eso es impensable para nuestros ni_os. ¨Cabr¡a imaginar que una empresa privada cobre por la entrada a una biblioteca no una cifra fija por el acceso, sino por cada hora que se lee un libro y, aun m s, por cada minuto de lectura? Aqu¡ hay que pagarle por minuto a la Telef¢nica. Por cada minuto de lectura y estad¡a en la tambi’n denominada biblioteca de la humanidad.
El Estado peruano no puede permanecer inerme frente a los excesos de un monopolio de facto, a costa de la grave responsabilidad de condenar a nuestro pa¡s a un atraso secular.
Debe percibir que la tarifa monop¢lica de la Telef¢nica es un peaje impagable al conocimiento, que afecta nuestro desarrollo como naci¢n e impide que nuestro pa¡s se incorpore a la econom¡a global de la informaci¢n, al espacio econ¢mico en el que se est gestando nada menos que el desarrollo real de las naciones del siglo XXI.
Ramiro F. Prial’
TELEFON-A Y SUBDESARROLLO
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