Las autoridades de Argentina, país que ha sufrido durante esta década dos cruentos atentados terroristas contra entidades judías, están preocupadas por el incremento de la propaganda racista, antisemita y pro nazi a través de Internet, pero no han decidido cómo evitar su propagación.
Hasta hace poco, los extremistas de derecha de Argentina propagaban su odio a través de publicaciones mal impresas, peor escritas y distribuidas en circuitos semiclandestinos, pero hoy cuentan con 14 páginas en Internet bien diseñadas, con muchas ilustraciones y que renuevan cada dos o tres semanas.
«Por supuesto que es un asunto que nos preocupa y mucho. No es fácil bloquear esos sitios de Internet», admitió Víctor Ramos, titular del Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), una oficina que depende directamente del presidente Carlos Menem.
El funcionario advirtió que la difusión, ya sea por la red o por otros medios, de ideas totalitarias y que alimentan el odio y la persecuci¢n racial «no puede estar, bajo ningon concepto, amparada» por la libertad de prensa o de expresi¢n, como han pretendido los neonazis y otros grupos antisemitas locales.
Por su parte, los diputados Alfredo Allende y Margarita Stolbizer, de la Alianza de la oposici¢n, han presentado un proyecto destinado, segon explicaron, a «establecer una pol¡tica de Estado para neutralizar la propagaci¢n de ideas que atentan contra los valores de la democracia y la dignidad de las personas».
Los legisladores destacan en su iniciativa la necesidad de que, desde el Gobierno, se realicen consultas con dirigentes representativos de los distintos sectores de la sociedad, especialmente de la comunidad jud¡a, para «dise_ar una pol¡tica tendente a frustrar el avance de ideas racistas y totalitarias por Internet».
Para Sergio Widder, director del Centro Sim¢n Wiesenthal para Am’rica Latina, con sede en Buenos Aires, el espacio cibern’tico «provee a los profetas del odio una audiencia potencial que ni el propio Adolfo Hitler y los jerarcas del r’gimen nazi se hubieran atrevido jam s a so_ar como posible». «Nosotros promovemos un estudio responsable de este asunto tan grave. Es necesario convocar a los proveedores de espacios en Internet para establecer un c¢digo de ‘tica para el uso de la red y, desde el Gobierno, realizar programas educativos que permitan contrarrestar la propaganda neonazi», indic¢ el investigador. El 17 de marzo de 1992 y el 18 de julio de 1994 fueron voladas con explosivos la embajada de Israel en Buenos Aires y la sede de la Asociaci¢n de Mutuales Israelitas Argentinas (AMIA), atentados terroristas aon no esclarecidos y que dejaron un saldo total de 118 muertos y poco m s de 400 heridos.
Los investigadores judiciales tienen pruebas fehacientes de que esos atentados terroristas, los m s graves por el nomero de v¡ctimas cometidos en toda la historia de Argentina, fueron perpetrados por comandos suicidas del fundamentalismo isl mico con apoyo log¡stico de grupos pro nazis locales. Una brigada de investigaciones de la Polic¡a Federal Argentina ha sido especialmente encargada para recopilar datos sobre las actividades y contactos de los pro nazis y otros sectores antisemitas locales, pero hasta ahora s¢lo se conoce que hizo un detallado informe de las publicaciones de esos grupos.
V¡ctor Ramos, de la oficina gubernamental INADI, asegur¢ que la polic¡a argentina intercambia «peri¢dicamente» informaci¢n con la polic¡a de otros pa¡ses para poder desarticular o frenar a los grupos pro nazis, pero para Widder, del Centro Sim¢n Wiesenthal, «no hay un trabajo serio y eficiente». La diputada Stolbizer fue m s contundente para descalificar el trabajo de la polic¡a argentina, pues record¢ que varios miembros de las polic¡as federal y de la provincia de Buenos Aires est n «seriamente involucrados» como c¢mplices de los terroristas que volaron la sede de la AMIA.
El primer sitio en la red electr¢nica de los extremistas de derecha de Argentina es «Libertad de opini¢n», que se edita desde mediados de 1996 y cuyo director, Alejandro Biondini, quien ha estado varias veces preso por sus ideas nazis, define como «la voz mundial del nacionalismo argentino».
Tambi’n por Internet se puede llegar a «El Fort¡n», un sitio de un denominado Centro de Estudios Evolianos que propaga la idea de la supremac¡a de la raza aria, y a publicaciones de los minoritarios partidos pro nazis, no reconocidos oficialmente, Nuevo Orden Social Patriotico y Nuevo Triunfo.
La red argentina tuvo a principios de a_o dos bajas: la del sitio llamado Volksturm y otro de la librer¡a Walhalla, del centro de Buenos Aires, cerrados cuando sus responsables fueron procesados por la justicia federal por vender y distribuir libros que violaban la ley antidiscriminatoria.
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