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Tecnología

PIRATAS DE CHAQUETA Y CORBATA

escrito por Jose Escribano 13 de marzo de 2000
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185

Cuando uno se asoma a los grandes medios de comunicaciones, el asombro surge cuando Internet aparece identificada con el fraude, la delincuencia, la pornografía infantil o los grandes pelotazos. El público en general que nunca se ha sentado ante un ordenador ni ha navegado por la Red, termina por asociarla con antro de criminales o escenario de pelotazos multimillonarios.

Como consecuencia, los usuarios que navegan desde sus casas, el usuario de a pie que paga religiosamente el portazgo a Telefónica, comienza a dudar y se pregunta: +existe riesgo real en Internet o no?, +de qué naturaleza? Los grandes peligros de la Red se pueden agrupar en tres categorías: amenazas a su intimidad y a sus datos de carácter personal; amenazas a la seguridad de su información y de sus activos informáticos; y por último, amenazas a su bolsillo, en forma de robos, fraudes y timos. Internet no es sino un espejo de la sociedad, que refleja sus miserias y sus bondades.

En este artículo nos ocuparemos del primer peligro. Cuando nos explican de d¢nde procede el riesgo para nuestra intimidad se nos habla de las cookies, el lobo feroz de Internet que supuestamente devora con avidez datos acerca de los navegantes; de los agujeros de los navegadores, que permiten en teor¡a hacerse con informaci¢n del usuario; o de los troyanos que instalados en nuestro ordenador abren distintos puertos por los cuales filtrar informaci¢n a piratas barbilampi_os acurrucados en sus cubiles iluminados por la fosforescencia de la pantalla del monitor. Hay que reconocer que esos peligros son reales, pero remotos, siendo insignificante el volumen de internautas afectados por ellos. El verdadero peligro para la intimidad del usuario es su propia ingenuidad.

Demasiado a menudo introduce sus datos personales a la ligera en el primer formulario que se le presenta. Es un problema de buena fe y exceso de confianza. Hay que saber sopesar qu’ datos se dan, a qui’n y para qu’. Piense que cuando se le hacen todas esas preguntas para entrar en el sorteo de un fant stico reproductor de MP3, la motivaci¢n oculta detr s de esa petici¢n es hacerse con informaci¢n demogr fica: su nombre y apellidos, d¢nde vive, cu l es su tel’fono, su DNI, sus ingresos, etc. ¨De verdad quiere dar todos esos datos para participar en un sorteo? Tenga en cuenta que esa informaci¢n, vinculada a sus correr¡as por la Red, le identifican no ya como una an¢nima direcci¢n IP o un nomero en una cookie, sino como una persona sobre la que se conocen sus datos fundamentales.

Consideremos el caso de la reciente fiebre (o epidemia) de los portales: Terra (Telef¢nica), Navegalia (Airtel), Alehop (Retevisi¢n), Ya.com (Jazztel), todos se han lanzado a presentar sus megapuertas de acceso a Internet. Acceso gratuito, noticias gratuitas, correo gratuito, p gina web personal gratuita, todo es gratuito, todo a favor del usuario, todo por el usuario y para el usuario y sin cobrar ni un duro. +Nunca se ha preguntado por qu’ una compa_¡a como Telef¢nica ofrece servicios a primera vista gratuitos? +Recuerda cuando Telef¢nica ofreci¢ gratuitamente contestador autom tico a sus abonados? ¥Qu’ chollo! ¥Gratis! ¨De veras? Piense que antes de ese servicio, cuando llamaba a un tel’fono y nadie respond¡a, la llamada se perd¡a sin beneficio para Telef¢nica. Ahora, salta el contestador (tantas pesetas por establecimiento de llamada), espera a o¡r el mensaje (tantas pesetas por un minuto de llamada) y a veces hasta deja uno (tantas pesetas m s por el tiempo que ha utilizado la l¡nea). Y no digamos a cu nto montan esas pesetitas si la llamada es interprovincial o desde m¢vil a hora punta. ¨Se da cuenta de los millones de ingresos al d¡a que supone? ¨D¢nde queda la gratuidad? Cuando la boa constrictor ci_e sus anillos alrededor de su v¡ctima, al espectador puede parecerle que est  abrazandola, cuando en realidad se est  preparando para estrujarla.

El primer precio que paga por esos servicios gratuitos de los portales es su informaci¢n personal. El caso de Alehop es casi patol¢gico: incluso exigen el DNI del que solicita su servicio de correo, adem s de su nombre completo, fecha de nacimiento, tel’fono, profesi¢n, sexo y domicilio, con c¢digo postal incluido. Todo ello sin una pol¡tica de protecci¢n de datos claramente establecida. ¨Qu’ necesidad hay de entregar toda esa informaci¢n a cambio de una triste cuenta de correo Web, que no puede compararse en prestaciones y servicios a la que por ejemplo ofrece Correo Yahoo! (www.yahoo.es) sin pedir datos personales a cambio?

Si confiadamente rellena todos los formularios, en adelante, cuando navegue por los megaportales, que concentran una buena parte de los servicios que puede desear en Internet, el rastro que va dejando desde su ordenador ser  f cilmente vinculable a una persona con nombres y apellidos. Si lee noticias sobre fotbol, en la tienda virtual compra material deportivo y en el chat no para de hablar sobre los resultados de los partidos del d¡a anterior, no se extra_e si luego le llega publicidad sobre deportes. Estos datos formar n parte de una base de datos para ser utilizados con fines de promoci¢n y comercializaci¢n de servicios de la compa_¡a. +Y todo por una direcci¢n de correo Web? ¥Que no le enga_en! Siempre que no sea absolutamente necesario para poder recibir el servicio, d’ datos falsos. Que no jueguen con su informaci¢n personal. No caiga en la trampa de los sorteos o en el camelo de los servicios gratuitos. Si quiere comprar algo a trav’s de Internet, evidentemente deber  dar una direcci¢n postal real y un nomero de tarjeta de cr’dito v lido. Pero nunca responda a preguntas improcedentes, como su profesi¢n o ingresos anuales. Tiene sentido que le pregunten por la velocidad de su m¢dem, pero nunca por su religi¢n o por su estado civil. Recuerde, el volumen y car cter de los datos solicitados deben corresponderse con el servicio prestado. Si no son imprescindibles para que el servicio funcione correctamente, no revele su identidad, d’ datos falsos, aunque plausibles. Que no le controlen m s.

No es probable que las compa_¡as que ofrecen esos servicios utilicen sus datos m s all  del fin con que los recaban, es decir, marketing personalizado para cobrar m s a sus anunciantes. Sin embargo, conocida la pat’tica seguridad de sus sistemas, +qui’n garantiza que no ser n usados por empleados desleales o por alguna organizaci¢n criminal? Como anunciaba Hispasec hace unos d¡as, «en lo que podemos considerar un grave fallo de seguridad y un gran error por parte de Telef¢nica, incluso contradiciendo toda la normativa legal al respecto, los datos de las facturas de cualquier abonado de Telef¢nica, lo que incluye nombre, direcci¢n, NIF, e incluso cuenta bancaria y desglose de llamadas, quedan accesibles a la consulta de un navegador». ¨Qui’n necesita hackers con compa_¡as as¡?

Hoy en d¡a, los piratas tecnol¢gicos no llevan parche en el ojo ni pata de palo, visten con caros trajes de Ermenegildo Zegna y se sientan en grandes despachos. Controlan los medios de informaci¢n, las finanzas y muy pronto Internet. +Y los hackers tan malos de las revistas? Pobrecitos, comen migajas mientras los otros se dan el banquete. Pues no les queda.

Gonzalo -lvarez Mara_¢n
criptonomicon@iec.csic.es
Bolet¡n Criptonomic¢n #66
http://www.iec.csic.es/criptonomicon

http://www.hispasec.com

Autor

  • JAE
    Jose Escribano

    Responsable de Contenidos en Informativos.Net

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