Los desarrolladores de software comercial saben muy bien como obligar a sus clientes a actualizar los sistemas: dejando de dar soporte a versiones antiguas y lanzando actualizaciones de éstas. Así pues, las opciones disponibles de las organizaciones son prácticamente nulas, en entornos críticos 24×7 nos encontramos totalmente atados de manos, trabajando en tiempo real con una base de datos de 5 TeraBytes nuestro margen de movilidad es mínimo.
Los estadounidenses, muy dados a especular con cifras astronómicas de pérdidas debido a interrupciones en los diferentes procesos de la empresa, son los principales consumidores de software comercial para CRM/ERP. Por ejemplo, SAP, denominación de origen alemana, acogido de forma espectacular en grandes organizaciones estadounidenses. El secreto de SAP se basa en adaptar la empresa a los estándares del canal y después perfilar estos estándares de acuerdo a la empresa. Así pues, el software no tiene ningún tipo de valor efectivo por si mismo, pero aporta un valor añadido que cautiva a la organización, haciéndose totalmente imprescindible el servicio. La mayoría de software de dominio público tiene la característica contraria, es un producto, no un servicio.
Pero no todo es tan Excelente como sería de esperar. Cuando cambian una versión estamos obligados a comprar una nueva licencia para poder seguir trabajando y si la empresa propietaria del software comercial desaparece, se encuentran en peligro la integridad de los datos, los procesos de la empresa e incluso la viabilidad de ésta a corto plazo, también si no actualizamos a la nueva versión ya que nos encontraríamos en una situación similar, nuestro software no dispone de soporte. Así pues, debería cambiar la filosofía del código abierto para acercarlo cada día más a un servicio tangible por parte de las organizaciones, instituciones, pymes y usuarios particulares, garantizando de esta forma la perpetuidad de los datos y los procesos de forma autónoma, sin depender de forma obligada de un desarrollador de software en concreto.
Gerard Edo
Consultor tecnológico