Durante las vacaciones escolares, cuando muchas familias tienen más tiempo para el diálogo y la reflexión, se presenta una oportunidad clave para abordar una de las problemáticas más silenciadas y perjudiciales en el entorno educativo: el acoso escolar o bullying. En una entrevista concedida al canal de divulgación Seguramente, el experto en seguridad privada y para familias Jesús Belenguer ofrece una guía detallada y legalmente fundamentada para que padres y madres sepan cómo actuar eficazmente cuando sus hijos son víctimas de esta forma de violencia. Jesús Belenguer es autor del «Manual de autoprotección para familias I: Como prevenir y reaccionar a las amenazas de hoy en día«
Jesús Belenguer -experto en autoprotección, seguridad privada y para familias- y Annybell Villarroel -experta en ciberseguridad y divulgadora- abordan semanalmente a través del canal Seguramente (en Youtube) temas de seguridad, autoprotección y ciberseguridad desde la objetividad de su punto de vista experto.
En esta edición, ambos coinciden sobre la idoneidad de estas fechas familiares para abordar el problema del ‘bulling’ o acoso escolar. Y es que, para Jesús, las vacaciones son un momento idóneo para iniciar este tipo de conversaciones familiares. Lejos de ser un problema menor, explica que muchos niños viven con angustia el retorno a clases, conscientes de que finaliza la “tregua” que suponen las vacaciones. “Cuando un niño dice ‘mamá, no me tratan bien’, muchas veces se responde que son tonterías. Eso normaliza el sufrimiento y deja al menor completamente desprotegido”, lamenta.
Desde su experiencia, el acoso escolar ha cambiado radicalmente con respecto a generaciones anteriores. “Antes, las figuras de autoridad como el director o el profesor tenían una posición clara y se podía intervenir con cierta rapidez. Hoy, con la tecnología, el acoso es constante, las 24 horas del día, y además hay una pérdida de autoridad tanto en las casas como en las aulas”, señala Belenguer, quien alerta del agravamiento del problema debido a la expansión del bullying en entornos digitales.
Uno de los puntos clave de su intervención es la advertencia sobre los errores comunes que cometen los padres al detectar que su hijo sufre acoso. “Lo primero que NO se debe hacer es llamar al colegio ni a los padres del acosador”, afirma rotundo. La razón no es sólo práctica, sino legal: “Si se avisa sin pruebas, la primera reacción de la dirección del centro será negarlo para eludir responsabilidades”, advierte. Y subraya: “Hay que calmarse, consolar al menor y comenzar discretamente un proceso de recopilación de pruebas”.
Estas pruebas deben ser sólidas y obtenidas con criterios legales. Jesús aclara que las grabaciones de voz son válidas judicialmente si la víctima participa en la conversación (por ejemplo respondiendo a los improperios o preguntando por qué le están acosando). También son relevantes las capturas de pantalla de mensajes y redes sociales, pero deben conservarse de forma organizada. Involucrar al niño en este proceso es clave para que sienta que forma parte activa de la solución, añade.
Las capturas de pantalla de mensajes y redes sociales son datos muy relevantes, pero deben conservarse de forma organizada. Involucrar al niño para que se sienta parte activa de la solución es clave.
Cuando las pruebas ya están recabadas, el siguiente paso no es acudir al colegio, sino a una comisaría de la Policía Nacional o a un cuartel de la Guardia Civil, solicitando hablar con la Unidad del Menor. Jesús recuerda que el bullying es un delito grave por vulneración de derechos fundamentales, por lo que se debe actuar como tal. Además, existe una herramienta tecnológica eficaz: la aplicación Alertcops, que dispone de un botón específico para denunciar casos de acoso escolar.
“Al colegio se va cuando ya hay un acta de infracción o la policía está al tanto. No se va a explicar el problema; se va con las pruebas, a decir que la policía ya está informada”, recalca. Para Jesús, el planteamiento correcto invierte el modelo tradicional en el que el niño acosado debe abandonar el centro para “escapar” del conflicto. “La única solución lógica es la expulsión inmediata de los acosadores. No puede ser que la víctima sea quien tenga que marcharse, como si fuese el problema”, denuncia.
La entrevista aborda también las raíces culturales que, sin darnos cuenta, pueden fomentar conductas de acoso desde la infancia. “Obligar a un niño a besar o abrazar a un adulto que no desea, le envía el mensaje de que su voluntad no cuenta. Les estamos enseñando a tolerar el contacto no deseado”, afirma Jesús. A esto se suma el ejemplo que los padres dan en casa. “Si criticas constantemente a tus compañeros de trabajo delante del niño, estás normalizando el perfil del acosador”, concluye.
Como herramienta educativa y de prevención, Jesús ha impulsado una colección de manuales de autoprotección infantil en formato cuento ilustrado, diseñados para trabajar con niños desde los 3 años. A través de historias como la de Marcelina y su abuela, los menores pueden colorear escenas y aprender conceptos de seguridad emocional y física. “Son cuentos con imágenes que ayudan a fijar en su memoria que el acoso es intolerable y que es un asunto de la policía”, explica el experto.
Para reforzar la idea de que el bullying debe dejar de tratarse como un “problema entre niños”, Jesús cierra la conversación con una metáfora contundente: “Imagina un panadero que cada día ve cómo tres personas entran en su tienda, tiran el pan al suelo, se comen su mercancía y le roban la caja. Nadie diría que eso es cosa de amigos. El acoso escolar es exactamente lo mismo” y por eso debe ser denunciado. No hay duda; ante estos hechos, tolerancia cero.
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Artículo redactado con asistencia de IA (Ref. APA: OpenAI. (2025). ChatGPT (versión 2025-12-31). OpenAI)
