Pero como en esta vida a cada palo no le queda más remedio que aguantar su vela, responder a las denuncias políticas de la oposición con amenazas judiciales y con el socorrido "Y tú más" referido al pasado, no vence ni convence a los ciudadanos. Estos ya dieron su parecer sobre las prácticas corruptas del PSOE en el Gobierno, retirándoles la confianza en 1996. Pero el voto favorable al PP no fue un cheque en blanco para que fueran califas en lugar del califa; por el contrario, el escaso margen señalaba que entre la espada y la pared, no quedaba salida, pues ni el PP se libró de acusaciones de corrupción, pasó por los tribunales y tendrá que volver a hacerlo en un futuro. Por eso tampoco es convalidable democráticamente que deslegitime la acusación del PSOE: al margen de su comportamiento pasado, hay nueve millones de españoles que sí lo están: los que votaron al PSOE.
La estrategia del PP es zafia, como suele ser cuando enfrenta crisis serias. No va a ningún sitio responder a las acusaciones negando en el Parlamento una comisión de investigación o negándose a contestar en las sesiones de control -peor: Aznar volvió a echar mano del "Y tú más" de antes de emprender su viaje circular al centro- y ordenando a sus voceadores mediáticos que igual que antes hicieron de abanderados de la anticorrupción como si hubieran nacido para eso, ahora se apliquen en descalificar la propia: es ridículo oir a un Jiménez Losantos en la cadena radiofónica COPE pretendiendo descalificar las acusaciones diciendo que el PSOE, terminará por acusar al controvertido ministro-portavoz Piqué de "haber matado a Manolete" y es patética la evolución de trueno a ventosidad de un Luis Ramallo: como diputado del PP en la oposición fue cruzado de la anticorrupción y en su caza de brujas incluso no dudó en acusar falsamente a la presidenta de la Cruz Roja Española, la muy honesta Carmen Mestre y ahora, como ex-diputado con momio, es vicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, y tertuliano radiofónico (Radio España, Cadena Ibérica), pasa por modelo de comprensión que comprende que "todo poder implica un poco de corrupción".
El PP pretende que como el caso Naseiro, Palop y Sanchís se libró de los tribunales por una oportuna resolución del Supremo que anuló las actuaciones por un defecto formal en la obtención de la prueba, no se tenga en cuenta que era una red de financiación ilegal PP dirigida por los principales responsables económicos del partido. Que, puestos a olvidar, se disimule que en señaladas poltronas administradas por el PP se sientan herederos de fortunas amasadas en la profunda corrupción franquista. Y en fín, que la corrupción no ha sido uso de la derecha de todos los tiempos. Por eso, aunque Pío García Escudero, coordinador de Organización, multiplica su aparición en los medios para desvirtuar las acusaciones de corrupción, no hay ciudadano que no piense que el interés del PP es ocultar y no alumbrar la verdad.
Es emblemático lo sucedido en Asturias. Cuantos más pasos da el PP contra los disidentes, más revela la trama de intereses turbios que mantiene el Gobierno autonómico y por cuyo control se pelearon el vicepresidente Cascos y el presidente asturiano Marqués. Este sacó la carta de órdenes de La Moncloa indicándole qué cadenas radiofónicas debían beneficiarse de las nuevas licencias de emisoras de FM en el debate de la moción de censura que el imprudente PP planteó contra su excorreligionario. Al PP sólo se le ocurrió acusarlo de falsificar la carta y señalar al segundo de Marqués como autor, según "el dictamen de dos prestigiosos peritos de la Universidad de Grafología", (sic) un par que han resultado ser presuntos delincuentes y que no han asistido a más Universidad que a un curso de extensión universitaria…
En Madrid no son más finos: Escudero asegura que el lío de Zamora no es financiación ilegal del PP con lo que deja que su inconsciente patine en un revelador lapsus: en ese caso, el cheque de un millón de pesetas que el constructor denuncia que le dio en mano a Aznar, +fue a parar al bolsillo del presidente del Gobierno?
La amenaza de denuncias judiciales llega a la caricatura, pues de las palabras de Escudero hay que deducir que, en su pretendida defensa del honor, el PP piensa llevar a los tribunales al PSOE incluso por cuestiones cuya denuncia le es ajena. Es el caso del PP de Tenerífe, empeñado en una lucha mafiosa por el poder entreverada de intereses inmobiliarios y con matones a sueldo que golpean a mujeres…, pero que fue desvelada por Coalición Canaria.
Parecido al caso de la conspiración especuladora para edificar sobre los escasos restos históricos de las huertas de la ciudad de Murcia y en la montaña del Valle que sirve a la ciudad de telón de fondo sureño. A causa de su extrema protección, los terrenos pudieron ser comprados a precio de saldo por el dueño de la boyante fábrica de embutidos El Pozo, que se verá inmensamente enriquecido si sale adelante el plan de ordenación urbana que el consistorio del PP parece haber hecho a la medida de los terrenos baldíos del industrial. El PP denunciará al PSOE, pero quien ha destapado la monstruosa operación ha sido Comisiones Obreras. No obstante, el PSOE puede declarar en ese juicio y, a la pretendida ignorancia que arguye el alcalde de Murcia sobre las propiedades del charcutero Fuertes, oponer que cuando los socialistas ocupaban la alcaldía de la capital, el multimillonario chacinero trató de construir, sin éxito, en esos espacios, siempre respetados y ahora se ve que insuficientemente protegidos.
En fin, todo se irá viendo según sus pasos, porque el PP no acosó en balde más de cinco años al PSOE, a veces de manera salvaje. Lo malo es que entre los envites del nacionalismo burgués y los rifirrafes de los partidos estatales, en este país se hace muy poca política y la que se hace es basta y de escaso interés para el ciudadano, cada día más desencantado, desentendido y pancista. Supongo que pasará…, mejor dicho: espero que pase y confío que sea pronto, que dejemos de derrochar en fuegos fatuos la inmensa potencialidad de este país.