Las respuestas que el gobierno chileno ha ido obteniendo por sus planteamientos a representantes de los gobiernos inglés y español han dejado en evidencia que los criterios políticos chilenos no son exportables. Estos criterios chilenos para intentar una solución al caso Pinochet se han traducido en incrementar gradualmente la flexibilidad y el zigzagueo de las opciones a tal punto que se han traspasado las barreras éticas y diplomáticas en varias oportunidades. La reciente cita cumbre de Río de Janeiro cuya finalidad era muy claramente de fines económicos trascendentes para el próximo milenio se vio boicoteada y desnaturalizada al transformarse en escenario central del caso Pinochet. Consciente de que su tiempo se acaba, Frei ha preferido sacrificar su visión económica tratando de forzar una salida política para el caso, exponiendo su nuevo fracaso ante la faz del mundo entero.
Eduardo Frei, presidente chileno, había empeñado su palabra ante el Congreso Nacional y al país entero, asegurando que har¡a todo lo posible por lograr el retorno del ex dictador Pinochet dentro de su mandato. Con este predicamento se realizaron gestiones ante el canciller espa_ol Abel Matutes que ‘ste rechaz¢ diplom tica pero en’rgicamente. Matutes lleg¢ a decir que un intento por revocar la decisi¢n judicial espa_ola requerir¡a de una nueva Ley que habilitara a su gobierno para disponer de una herramienta capaz de modificarla. Reconoci¢ que si bien su gobierno no se opondr¡a a una eventual decisi¢n inglesa en este sentido no pueden negarse a que la justicia de su pa¡s apelara a la eventual resoluci¢n de Straw.
Esta vez y tras una sistem tica negaci¢n de invocar razones humanitarias y de reiteradas declaraciones de apegarse a la defensa de principios, Frei declara, desembozadamente: «Yo mantengo la posici¢n de que Chile seguir todos los caminos pol¡ticos, jur¡dicos y humanitarios» en tal caso y «yo como Presidente me pongo ciertas metas y objetivos que espero cumplir». Por eso, tanto Frei como el nuevo canciller chileno Juan Gabriel Vald’s no trepidaron en invocar las «razones humanitarias» y las gestiones pol¡ticas para interferir con las decisiones judiciales inglesas y espa_olas. Al finalizar su visita en Rio de Janeiro, Frei no quiso comentar sobre el resultado de sus gestiones en esa ciudad.
Fuentes cercanas a la comitiva de Aznar a la Cumbre de Rio manifestaron que los intereses del Gobierno espa_ol tienen distintos objetivos. Por un lado, no exponerse a realizar gestiones en favor de Pinochet a menos de un a_o de las elecciones legislativas en ese pa¡s, pero por otro mantener buenas relaciones econ¢micas y pol¡ticas con Chile y asegurar la asistencia del Presidente Frei a la Cumbre Iberoamericana que se realizar en Cuba en noviembre pr¢ximo.
En todo momento, tanto el Jefe del Gobierno espa_ol, Jos’ Mar¡a Aznar,como el canciller brit nico Robin Cook, expresaron argumentos similares para no acceder a las razones del Gobierno chileno.
El escenario de las razones humanitarias, apelar¡a adem s, a la sensibilidad que ha tenido Straw frente a este tema, puesto que en todas sus intervenciones anteriores ha resuelto en contra de los intereses del Gobierno chileno bas ndose en argumentos ajustados a derecho.
Junto con echar por tierra un posible arbitraje, Aznar dijo que «no he recibido ni recibiremos presi¢n alguna», expresando sus nulas posibilidades de hacer alguna gesti¢n pol¡tica. Este nuevo fracaso chileno ha sido una clara advertencia cuyo mensaje central es que el gobierno chileno no debe pretender exportar criterios de pol¡tica corrupta ya sea por componendas o arreglos secretos de espaldas a los ciudadanos. Al menos eso ya no es posible de cara al Mundo. Las interferencias a la justicia mediante cu_as pol¡ticas puede que se estilen en todas partes pero est n teniendo un l¡mite cada vez m s estrecho impuesto por la libertad de prensa y de plena informaci¢n como sin¢nimo de respeto por la opini¢n ciudadana existentes en el mundo civilizado y democr tico, cuestiones s¢lo anheladas en el Chile actual.
Valentin Marchant
Desde Santiago de Chile