En el umbral del tercer milenio todos los seres humanos que habitamos el planeta, especialmente las mujeres, estamos obligados a hacer un alto y reflexionar sobre nuestros logros y fracasos, en el desarrollo de la civilización que hemos construido a lo largo de la Historia.
No hay duda de que la conquista del macro y microcosmos a través de los avances de la ciencia y de la tecnología, nos ha llevado a mundos en los que el mago-brujo del paleolítico jamás hubiera podido soñar.
Actualmente, la naturaleza está a nuestro servicio, hemos desafiado a la muerte, nos atrevemos a incursionar en la creación de la vida. Sin embargo, en el camino, nos hemos olvidado de lo más importante.
Si acaso, de lo único realmente importante: nuestra calidad de seres humanos y el respeto que nos debemos a nosotros mismos y a cada uno de los otros; precisamente por esa irrenunciable, inalienable e insustituible calidad de seres humanos.
Pobreza, guerra, hambre, ignorancia, injusticia, discriminaci¢n, odio, intolerancia, inequidad y violencia campean en el mundo. El reto del tercer milenio va mas all de combatirlas, el reto del tercer Milenio consiste en erradicarlas a trav’s de un decidido compromiso destinado a construir una Cultura de Paz y No Violencia, en beneficio de la Humanidad.
Dentro de este contexto, nosotras, las mujeres, » la otra mitad que sostiene la b¢veda celeste», jugamos un papel decisivo. Custodias y legatarias de la cultura, de los valores y de las tradiciones; amamantamos con ellos a las nuevas generaciones; por lo que, aquellas que hemos accedido a la libertad que solo puede otorgar la justicia social y la educaci¢n, tenemos la obligaci¢n moral de romper la cadena de violencia y sufrimiento, originada en la discriminaci¢n y la injusticia.
Conscientes de que lo oltimo que cambia en un ser humano es la mentalidad, debemos de sembrar en las futuras generaciones una nueva perspectiva de la vida y del mundo, basada en la justicia, el respeto a los derechos de los otros, la igualdad y la paz.
Esto, solo ser posible lograrlo a trav’s de la auto- reflexi¢n y de la educaci¢n a todos y para todos, siempre. Recuperar e incorporar para la Humanidad nuestra propia ¢ptica y visi¢n del mundo, nuestras habilidades para enfrentar y resolver los problemas que plantea la vida, permanentemente relegadas a trav’s de la Historia; debe de constituirse en nuestro m s serio e importante compromiso en los albores del tercer milenio.
Por Mabel Bianco
EL RETO PARA LAS MUJERES DEL MUNDO EN EL TERCER MILENIO
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