Una viene del mundo judicial: la recomendación del presidente del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya a los nuevos jueces, el día de la toma de posesión del cargo por parte de éstos, para que sean sensibles a la identidad y la lengua catalana, para conseguir así que los ciudadanos puedan seguir la totalidad de los procesos judiciales de todo orden que les afecten en su propia lengua sin trabas de ninguna clase, y les exhortaba a que, cito sus propias palabras, «no hagamos que el catalán se sienta extraño en su propia tierra». Para los catalanes que somos al mismo tiempo catalanoparlantes, que una autoridad del mundo judicial haga una exhortación de esta clase es algo positivo, pero no todo son albricias en esta noticia.
Que esto tenga que aparecer en el diario veinticuatro años después de la muerte del dictador dice a las claras que el camino recorrido no ha sido muy brillante que digamos, y seguramente el gobierno de la Generalitat nos tendría que dar algún tipo de explicaci¢n al respecto. Pudiera ser que hubiesen confiado en exceso en la pol¡tica de inmersi¢n ling_¡stica en la escuela poblica, cuya aplicaci¢n hace que hoy d¡a sea posible constatar estad¡sticamente el avance en el conocimiento de la lengua aut¢ctona propia del pa¡s por un nomero de catalanes considerable, pero que no es posible asimilar, como a veces parece que quiera hacerse, al mismo grado de expansi¢n paralela del biling_ismo real, como pone una y otra vez sobre la mesa, como una realidad tozuda que sobrepasa el mundo virtual de las estad¡sticas, la existencia de aut’nticos focos de hostilidad hacia la lengua catalana. Quiz s hubiese resultado interesante que se hubiera hecho m s y mejor pedagog¡a de este biling_ismo activo, no en la versi¢n meramente sem ntica que utilizan los sectores m s claramente hostiles al uso normalizado en catal n en nuestra casa comon, sino del real, aquel que tendr¡a que permitir a cualquier ciudadano del pa¡s expresarse en aquella de las dos lenguas que sienta m s propia, sin que se le pueda exigir, de jure o de facto, que cambie de lengua. Algo as¡ como : «Avui s¡ que fa bon temps (hoy s¡ hace buen tiempo)», «Es verdad, pero parece que por la tarde va a empeorar», «Aleshores ser. q_esti= d’anar anant a casa a cercar un paraigua (entonces ser cuesti¢n de ir yendo a casa a buscar un paraguas)», «Yo ya lo llevaba, por si acaso», etc.
A m¡ me parece que si lo de esta pedagog¡a se hubiera hecho con un poco m s de salero, ahora no tendr¡amos que preocuparnos por cosas como la otra noticia que mencionaba en las primeras l¡neas: la cr¡tica del Defensor del Pueblo -lvarez de Miranda a que en algunas universidades catalanas, como la Rovira i Virgili, s¢lo se entreguen ejemplares de las pruebas en lengua castellana a aquellos alumnos que «manifiesten dificultades de comprensi¢n de los enunciados por la lengua usada». Dice este viejo conocido de nuestra identidad como naci¢n, tan atento como siempre en su vigilancia de este tipo de cuestiones, con un celo que alguna vez le ha hecho autoatribuirse funciones que en cualquier caso ser¡an competencia exclusiva del Tribunal Constitucional, que «no entiende por qu’ no se dan desde el primer momento a todos los que los pidan impresos en castellano», y se complace en hacer una serie de consideraciones bajo la sorna del uso de la f¢rmula «no cabe pensar que…», que son en la pr ctica juicios de intenciones, de muy malas intenciones, del por qu’ no se hace una cosa, segon su malicioso an lisis, tan simple como ‘sta.
A m¡ me parece que lo que no tienen que hacer las autoridades de ningon mbito, es dar alas a ninguno de los comportamientos hostiles para las peculiaridades ‘tnicas de un pueblo, por ejemplo la lengua catalana en el caso que estoy comentando, por mucho que se haga en forma de defensa de unos derechos que se pretenden vulnerados como hacen los partidarios de que la lengua catalana siga en el gueto. Ni m s ni menos que lo que hace el Defensor del Pueblo, porque si la gente a quienes defiende es biling_e (tengamos en cuenta que se trata de estudiantes que han realizado toda su escolaridad en ‘pocas de biling_ismo activo desde la escuela, que se supone han cursado con cierto aprovechamiento porque si no no hubieran llegado a la universidad), como ellos dicen siempre que les parece que viene a cuento, s¢lo necesitaban leer el enunciado de las pruebas en catal n, una de las dos lenguas que con el castellano les convierte en tal cosa, y contestarlas en esta oltima si se expresan mejor us ndola, sin crear problemas donde no los hay. Que unos enarbolen como un derecho civil el de demostrar hostilidad hacia la lengua catalana y su uso normalizado y al Defensor del Pueblo le parezca de perlas es, en cualquier caso, una mala noticia.
Jordi Portell